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La carrera de Michael Jordan ha sido una de las más laureadas e impactantes en la historia de los deportes. Desde su paso por la Universidad de North Carolina en la NCAA hasta su tercer y definitivo retiro en 2003, el miembro del Hall of Fame ha sabido acumular premios colectivos, reconocimientos individuales, récords y estadísticas abultadas. Hace exactamente 25 años, volvía de su primer distanciamiento del profesionalismo para hacerse dueño de la liga una vez más. Lo hacía con el dorsal 45, a pesar de que en casi toda su trayectoria utilizó el 23. Sin embargo, hubo un encuentro en el que Jordan debió vestir el 12 a causa de un robo. Sus registros con cada número merecen ser diferenciados.

Con el mítico 23, el seis veces MVP de las Finales disputó un total de 1054 partidos: 912 en Chicago Bulls y 142 en Washington Wizards. En ellos, promedió 30 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y un 50% de acierto en tiros de campo. A excepción de Wilt Chamberlain, ningún jugador ha logrado acumular cifras semejantes a lo largo de su carrera. A pesar de no ser el máximo anotador en la historia de la NBA, Jordan es (junto al legendario pivote que dominó durante los años sesenta) quien mejor promedio de puntos por partido ostenta. Gran parte de esos números los logró con esa camiseta.

Luego de su primer retiro, el escolta decidió que era hora de cambiar de aires. Su padre había sido asesinado dos años antes y la acumulación de emociones lo llevó a optar por retornar con otro número. Eligió el 45, su cifra preferida durante la infancia y el causante de que luego vistiera el 23. ¿La razón? Su hermano también la usaba y tuvo que conformarse con otra. Escogió la más parecida a la mitad de ese valor. Jordan vistió aquel dorsal durante 17 partidos, con una media de 27 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y un 41% de efectividad en lanzamientos de cancha.

Pero la situación más peculiar es la que involucra a la única camiseta que no adoptó por iniciativa propia. El 14 de febrero de 1990, antes del partido entre los Bulls y Orlando Magic, alguien entró al vestuario de los visitantes y robó la ropa de su figura. Curiosamente, los utileros no habían llevado repuestos para el 23. Entonces, debieron buscar en las tribunas alguna que le entrara a Jordan. No hubo caso: ninguna le servía. La situación provocó que el damnificado saliera a jugar el partido con una camiseta sin nombre y con la 12 en la espalda. Visiblemente ofuscado por lo sucedido, acumuló 49 puntos, 7 rebotes, 2 asistencias y un 49% de acierto en tiros de campo. Los Bulls perdieron ese partido por 135-129 y, aunque sus estadísticas demostraban que había sido el mejor en la cancha, su estrella se fue del estadio muy enojado y sin firmar un solo autógrafo.

Leandro Carranza/[email protected]
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