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En lo que fue su primera temporada en la máxima categoría de nuestro básquet, Salta Basket estuvo lejos de desentonar en la competencia y ser uno de sus equipos recién ascendidos que transitan el torneo con una condena inaludible. Lo cierto es que los salteños llegaron a generar una importante ilusión en su gente con un muy buen Súper 20, pero luego no pudieron repetirlo en la Liga y terminaron perdiendo la categoría.

En el mencionado Súper 20, Salta no solo tuvo una buena fase regular, sino que incluso avanzó hasta los cuartos de final, tras vencer en octavos a Estudiantes de Concordia por 2-1 (luego cayó ante el campeón San Martín por 2-0). Sin embargo, la historia fue muy diferente una vez que comenzó la Liga: nunca pudieron encontrar el juego y la consistencia mostrada en el torneo previo, vivieron en un pozo de irregularidad y terminaron con el peor desenlace posible.

A la hora de buscar las razones para el descenso, está claro que la principal tiene que ver con lo mucho que le costó al equipo ganar fuera de casa. De hecho, Salta tuvo la peor marca de visitante de toda la competencia, ganando apenas 2 encuentros y perdiendo 20 (contando el cruce por la permanencia). Como local fue mucho más competitivo y le ganó a casi todos los mejores clubes de la Liga (San Lorenzo, Quimsa, La Unión, Instituto, San Martín). Pero nunca pudo sacarse de encima el karma de salir de su ciudad, lo cual le terminó pasando factura en la serie definitoria ante Ferro (ganó los dos en el Delmi pero perdió los tres en el Etchart).

Yendo estrictamente al juego, Salta también tuvo una deficiencia clara: el ataque. Fue el peor promedio ofensivo de toda la Liga (75,9 puntos) y anteúltimo en porcentaje de triples (31,9%). Si bien tuvieron una cuota de gol confiable en Ricky Harris (15,6 puntos), jamás encontraron otras opciones regulares. Los únicos otros que promediaron por encima de los 11 tantos fueron Al Thornton (14,4) y Leon Williams (14,1) pero jugando solo 15 y 13 partidos respectivamente.

La irregularidad de Salta también se vio reflejada en los constantes cambios de nombres que terminaron realizando. Sin contar a los juveniles, los Infernales utilizaron a 16 mayores o U23 diferentes, incluyendo varios cortes de nacionales. En parte esto se explica por no encontrarle la vuelta a la campaña, pero a la vez, no hay dudas de que las modificaciones (algunas forzadas) no ayudaron demasiado para terminar de darle forma al equipo.