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El último día del mercado de la NBA es un frenético momento para todos los jugadores. Y un argentino lo vivió en primera persona durante su temporada rookie. Es que Pepe Sánchez pasó de Philadelphia a Atlanta de un segundo a otro. El otro que lo vivió fue Pablo Prigioni en 2016, pasando de New York a Houston, mientras que los derechos de Juan Pablo Vaulet han sido parte de este día también.

Juan Ignacio venía de ser por minutos en aquella temporada el primer argentino en jugar en la liga un 31 de octubre en el Madison Square Garden ante los Knicks. Y en una campaña donde los Sixers llegarían a las finales ante los Lakers, el bahiense no sería parte de ello ya que culminó siendo parte de un traspaso a los Hawks. Un Atlanta que esa temporada quedaría en el anteúltimo puesto del Este.

En aquel 2001 la fecha fue la del 22 de febrero, y nada parecía indicar que algo cambiaría para Pepe. Pero según cuenta el argentino con Matías Baldo en Insiders, todo cambió cuando Billy King, el GM de Philadelphia, interrumpió su entrenamiento. “Me desayuné con que me involucraban en el intercambio. El GM era bastante amigo, me lo dijo con tacto y buena onda. Un día vas al entrenamiento y de repente te enterás que te tenés que ir de la ciudad, a otro equipo. Es rarísimo y la situación es fuerte. En mi caso era irme de un equipo que quería jugar las finales a uno de los peores equipos, con el peor récord, de la NBA” contó.

El argentino era parte de un traspaso a los Hakws junto a Theo Ratliff, Toni Kukoz y Nazr Mohammed a cambio de Dikembe Mutombo y Roshown McLeod. “En mi caso era por una cuestión de encajar los salarios, les faltaba llenar un hueco. Él me lo explicó como que era una cosa obvia. Para ellos era obvio, yo no entendía nada y tuve que aprenderlo. Yo decía: ¿Qué tengo que ver? Y entendí que necesitaba un pedazo de salario y que yo era ese pedazo de salario” agregó.

Sobre esos primeros días el bahiense recordó: “Fue más fácil porque no tenía familia. Está todo aceitado porque pasa todo el tiempo. Pero salvo a las grandes estrellas, al resto no le dan mucha bola. Llegás, te dicen en qué hotel te tenés que quedar. El entrenador no te está esperando, te sumás al entrenamiento y sos uno más. Tenés que ir buscándote la vida, se asume que te estás buscando la vida. Es un tema tuyo. Es esa condición medio salvaje, de adaptarse o morir. Es la ley de la selva. Y sino viene otro, no pasa nada. En ese momento era muy brutal, muchísimo más brutal que ahora que la cosa ha cambiado un poco”.