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A la hora de hablar de grandes defensores perimetrales, la narrativa cae siempre en los mismos nombres: Kobe Bryant, Scottie Pippen, Kawhi Leonard, Michael Cooper, Michael Jordan y Gary Payton. Varios de ellos han ganado el premio al Mejor Defensor del Año y marcaron una época en lo que respecta al arte de sellar a sus rivales. Sin embargo, se habla muy poco del hombre que ganó ese galardón en sus dos primeros años de existencia: Sidney Moncrief.
 

Se suele decir que The Glove, la leyenda de los Seattle SuperSonics, ha sido hasta el momento el único base en levantar la estatuilla. No obstante, el protagonista de este relato jugó gran parte de su carrera en esa posición a pesar de ser un escolta bien marcado. Hasta ahora, ningún otro jugador del perímetro ha sido capaz de lograr llevarse el DPOY en dos oportunidades. Él lo hizo en 1983 y 1984, las dos primeras entregas del mismo.

Moncrief, quien disputó toda su trayectoria en Milwaukee Bucks más allá de un último año en Atlanta Hawks, fue elegido en un quinteto defensivo cinco veces. Cuatro de ellas, entre 1983 y 1986, fueron en el primero. Gracias a la completitud de su juego (promedió 20 o más puntos en cuatro temporadas) fue seleccionado para participar en cinco ediciones del All-Star Game.

A pesar de que no aparece recurrentemente en dichos debates sobre los máximos exponentes en la materia, la realidad es que todo aquel que lo haya enfrentado supo respetar sus cualidades en ese costado de la cancha. Basta con leer al propio Jordan, uno de los más grandes atacantes de todos los tiempos, para entender su impacto:  "Cuando juegas contra Moncrief, te espera una noche de básquet completo. Te acosará hacia donde vayas, en ambos extremos de la cancha. Lo esperas".