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Más de la mitad de los jugadores que se retiran de la NBA terminan en quiebra y con graves problemas financieros. Y Randy Brown pasó por esta durísima situación al poco tiempo de haberse retirado, teniendo que desprenderse de sus posesiones y logros más preciados.

Sus inversiones se centraron en los sectores gastronómico e inmobiliario, pero sin ningún tipo de éxito por estafas. “Cuando me retiré, empecé a meterme en negocios con toda gente que creía que era mi amiga. El problema fue que firmé muchas cosas que no debería haber firmado. Pensaba que estaba delante de grandes oportunidades, de repente todo se empezó a complicar y cuando miré a mi lado, todos se habían ido”.

Brown jugó 12 temporadas en la NBA y ganó tres anillos en Chicago, donde compartió equipo con Michael Jordan y fue un especialista defensivo en el segundo three peat. Aproximadamente embolsó, solo en salarios, algo más de 15 millones de dólares, pero lo terminó perdiendo.

En 2009, el exjugador debió vender sus joyas y entre ellas estaban los anillos de campeón, los cuales se despojó de ellos por solo 54 mil dólares. Para ese momento, incluso tenía más ingresos dado que había sido asistente en Sacramento, pero se declaró en bancarrota. “Me dijeron que iba a poder recuperarlos, pero nunca pasó”.

Afortunadamente, Chicago apareció nuevamente en su vida y primero lo llevaron como director de desarrollo de jugadores y luego como asistente del GM, mientras que estuvo hasta 2018 como asistente de Fred Hoiberg.