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La NBA tiene muchas historias para contar. Jugadores que llegan con un futuro prometedor pero muchas veces se quedan en apenas promesas, por distintos motivos. A veces puede pasar porque no cayeron en el equipo indicado o porque no pudieron superar las expectativas que tenían sobre él.

Un caso en el cual sucedió lo contrario es Quinn Cook. No fue elegido en el draft de 2015, fue a jugar a la G-League y tras una buena temporada de debut, fue contratado por Dallas Mavericks. Pero jugó un puñado de partidos antes de ser traspasado a New Orleans Hornets.

En la temporada 2017/18 fue traspasado a Golden State Warriors y fue la temporada en la cual tuvo mayor cantidad de participación y pudo verse lo mejor de su repertorio. Tuvo un buen desempeño y aportó en la consagración del equipo liderado por Stephen Curry.

Estuvo una temporada más en la franquicia de San Francisco, su participación fue aún mayor pero no mejoró en su actuación. Al finalizar, fue traspasado a Los Angeles Lakers, en la temporada que se jugó en forma de burbuja.

Su participación en el equipo fue menor, pero igualmente contribuyó a la consagración de los Lakers, liderados por LeBron James y Anthony Davis. Siguió en la franquicia angelina y luego fue traspasado a Cleveland Cavaliers pero su rendimiento fue decreciendo.

Volvió a la G-League y desde ese lugar, está intentando ganarse un lugar en Sacramento Kings.