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Michael Carter-Williams fue el rookie de la temporada en 2014, parte de un draft que tuvo poco talento, y donde el base fue elegido 11 por los Sixers. Ahora, ya retirado, el jugador decidió hablar de los problemas que sufrió de salud mental y que no le permitieron explotar su juego, dejándolo a los 33 años.

En este contexto, en Boston Globe expresó: “Tuve que enfrentarme a mis propios problemas de salud mental en mi vida y fue algo que me costó mucho. Vengo de una familia con antecedentes de depresión y ansiedad, y eso me afectó más adelante en mi carrera hasta el punto en que necesité buscar ayuda”.

Además, en 2019, mientras estaba en los Rockets, su prometida lo dejó y se fue con su hija de solo siete meses. Allí comenzó a experimentar ataques de ansiedad, “necesitaba poner mi mente en orden y no sabía qué estaba pasando. No sabía demasiado sobre la ansiedad. No sabía demasiado sobre la depresión. Era algo que necesitaba mirar fuera de mi burbuja normal y buscar ayuda. Y cuando recibí ayuda, comencé a ver esos períodos de ansiedad en otras personas y en algunos de mis compañeros de equipo, y hablaba con ellos, les preguntaba si todo iba bien fuera de la cancha. Mis compañeros de equipo se abrían a mí y teníamos conversaciones reales, algo que realmente perdura”.

“Sentir cuándo se avecinan esos ataques, ¿cuáles son las técnicas que voy a utilizar durante el resto de mi vida? Simplemente encontrar diferentes [formas] en mi vida de vivir un estilo de vida saludable y asegurarme de que mi mente estaba en su lugar fue la clave más importante”.

Eso lo llevó a consumir drogas y alcohol: “Estaba muy mal. No salí de la cama durante días. No sabía qué hacer con mi vida, qué dirección tomar. Buscaba cualquier tipo de ayuda que pudiera conseguir. Nunca antes me habían dado de alta en un equipo y luego me tocó con mi prometida y el bebé. Fue un momento muy, muy duro para mí y en ese momento supe que no estaba bien mentalmente. Estaba usando ciertas cosas que no debería haber usado. No me reconocía a mí mismo”.

Se preguntaba qué estaba mal. “Fui un All-American de McDonald's, fui a una universidad de División 1, pasé dos años allí y fui a la NBA y estoy ganando mucho dinero, viviendo un sueño y me ven como una persona de cierta estatura. Fue difícil sentir esas emociones y pensar que ahora mismo parece que no soy quien fui toda mi vida”.

Después de su salida de Houston jugó cuatro años en Orlando: “Sé que podía cambiarme a mí mismo y realmente corregirme mentalmente y mostrarle a la gente cuáles son mis valores y vivir esa vida. En última instancia, ese fue el factor que me llevó a intentar arreglar todo. Cuanto más correcto sea tu estado mental, mejor te irá”.