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Si bien todos los años en la NBA hay movimientos de jugadores resonantes, rutilantes, muy importantes, hubo que generó un revuelo impresionante y que aún resuena y está a flor de piel como fue el que llevó a Luka Doncic a los Lakers. Principalmente porque una estrella en el primer como el esloveno, que venía de guiar a su equipo a las finales de la liga estadounidense no es traspasado de esa manera y la franquicia que lo tiene, suele construir un equipo a su alrededor. O por lo menos eso intenta.

Pero entre los Lakers y los Mavericks hubo negocio, hubo traspaso con varios jugadores involucrados en un negocio que aún sigue dando tela para cortar porque Dallas hasta ahora se llevó la peor parte tras la lesión de Anthony Davis. El interno salió de los angelinos para llegar al equipo dirigido por Jason Kidd. Pero ninguna de las partes había dado indicios de este traspaso, no hubo rumores antes de que sucediera y cuando se dio a conocer, fue un baldazo de agua fría para todos.

Jeanie Buss, dueña de los Lakers, hizo un movimiento brillante. Si bien fueron los Mavericks quiénes buscaron la salida de Doncic, la hija del fallecido Jerry supo abrirle las puertas al esloveno y darle a Dallas lo que buscaba, sin desmantelar su propio plantel. En una entrevista a Sportskeeda, Buss destacó el aspecto más importante de este movimiento: la no filtración de información.

Fue una negociación muy grande entre Rob Pelinka, el gerente general de los Lakers, y Nico Harrison, el gerente general de los Mavericks. Pero Jeanie reconoce que no estuvo segura de que fuera a concretarse hasta que recibió el llamado de Rob que lo confirmara. Y comentó los motivos: “Estas cosas se desmoronan todo el tiempo”.

Pero destacó cuál fue lo más importante para que este intercambio se concretara: “Para mí era muy importante que no rompiéramos la química del equipo. Si se hubiera filtrado y no se hubiera realizado el canje, eso habría sido muy injusto para el progreso que el cuerpo técnico había logrado con el equipo. Porque es una gran distracción”.

Por último, habló sobre la presión que ejerce la fecha límite para hacer traspasos: “La fecha límite de canjes es parte del negocio. Aumenta el nivel de estrés para todos. Y estoy muy orgulloso de que no se filtrara y de que pudiéramos ejecutar el canje de una manera que aún así fue sorprendente para todas las partes involucradas”.