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DeMar DeRozan está viviendo una de las mejores temporadas de su carrera después de su llegada a Chicago Bulls. Proveniente de San Antonio Spurs, el escolta promedia 26.4 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias de promedio, para llevar a su equipo entre los mejores de la Conferencia Este y ser elegido como titular para el próximo All-Star Game.

Sin embargo, esto se da después de los peores años en la vida del nacido en California. Es que entre 2018 y 2021 su padre se enfermó y terminó falleciendo el año pasado en Los Angeles. A pesar de la distancia entre San Antonio y Los Angeles, y el trajín que significa una temporada en la NBA, DeMar viajó seguido a visitarlo y estar con él.

En una charla con Taylor Brooks, el propio jugador relató esos momentos: “Mi padre enfermó en las Navidades de 2018. Nunca hablé de eso. Mi último año en Toronto. Fui dos días en Navidad al hospital con él. Estuve los siguientes tres años viajando para verle. Desde Boston a Los Ángeles, de Los Ángeles a Toronto… hice lo mismo cuando estaba en San Antonio. Viajaba incluso en días de partido. Lo hice muchas veces. Llegaba de LA y jugaba esa noche. Fue lo más duro de mi vida. Iba solo en el avión lidiando con las emociones. Iba de ver a mi padre y después directo a jugar delante de 20.000 personas”.

Su soledad fue tal, que tampoco lo hablaba con sus compañeros: “No quería ser una distracción para mis compañeros, por eso no fui ruidoso en este tema. Llevar esas emociones de manera consistente detrás de las cámaras fue difícil. Incluso cuando falleció. Volé, fui a su funeral, volví y jugué. Mis compañeros me lo pusieron fácil y estuvieron ahí. El básquet siempre ha sido mi vía de escape”.

Esta no es la primera vez que sufre DeRozan, al que la muerte lo tocó de cerca desde joven: “He aprendido el valor de la vida y de decir te quiero a alguien. Perdí a varios amigos cuando era joven por violencia armada, a los 16 años perdí a mi abuela y seis días después a mi abuelo. Aprendés a apreciar a los que querés incluso más. Eso es por lo que tengo mucho respeto por la gente, quiero que sientan mi energía. Perdí mucho en el pasado, pude entender lo que es la muerte”.

A su vez, reflexionó acerca de su duro pasado y lo que aprendió para su vida: “Durante mi juventud, huí de muchas tragedias porque no quería ser el próximo. No sabía lidiar con ello. Sentía que estas cosas nunca iban a parar. Tenemos emociones. No hay nada más real que las emociones. Tienes que sentir cuando estás contento, triste… eso te hace más humano”.