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Chris Paul es uno de esos pocos jugadores de larga trayectoria muy respetado pese a no haber ganado nunca un anillo de la NBA. Del pasado, ese grupo especial tiene muchas estrellas: Pat Ewing, Dominique Wilkins, John Stockton, Karl Malone y, obviamente, Charles Barkley. Paul corre el riesgo serio de sumarse cuando termine su carrera, luego de la decepcionante eliminación sufrida a manos de Dallas. 

La derrota es parte del deporte y los deportistas pelean permanentemente entre lo que pueden hacer y lo que la oposición les permite. Sin embargo, la manera en la que Phoenix se despidió de esta temporada fue tan grosera que prácticamente borró todo lo bueno que habían hecho en el año. Porque perder por 33 (pudo ser por 50, sin problemas) un séptimo partido de local jamás había ocurrido en la historia. 

Y si sumamos a eso que las dos grandes estrellas del equipo, Devin Booker y Chris Paul, anotaron 3 puntos entre ambos en la primera mitad donde se cocinó todo (27-57), el efecto que esto tendrá será muy superior al de una eliminación en playoffs o un mal partido. Nos recuerda, salvando la gigantesca distancia, a lo que ocurrió con los Spurs tras caer en el 2013 en 7 partidos en la final ante Miami, cuando en el sexto tenían el anillo en el bolsillo a 30 segundos del final. Pero eran los Spurs, que ya tenían 3 anillos juntos, y así y todo les costó un montón superar esa caída. 

¿Puede Chris Paul, a los 37 años, dar vuelta esta página y volver a ser contender para el título? Técnicamente sería muy fácil decir que sí. Porque Paul tuvo una excelente temporada, la base del equipo tiene contrato, el entrenador también y eso es lo principal. Pero habrá que ver los efectos colaterales de este terremoto. Paul sabe que, aunque tiene contrato hasta la 2024/25 con los Suns, sus posibilidades de ser campeón van bajando. Tener todo el camino directo, al menos, hasta las finales, no es algo que ocurre siempre. Este año los Lakers fueron un papelón, Golden State tuvo muchos lesionados y el Oeste no fue tan duro. Es difícil que eso se repita. Material tienen, de todos modos. 

El punto aquí será de confianza. Perder las finales de la 2020/21 no les quitó confianza, al contrario, se las agregó, porque llegaron sin que nadie lo creyera y eso los motivó a este año ir por más. Y la confianza es la clave en esto. El trabajo mayor de Paul, además de no caerse él, será liderar desde ese costado, desde el no permitir que el resto se caiga. Incluso Booker, más señalado todavía que él, porque hasta dos semanas antes se suponía que peleaba por el MVP del año. Ayton será otro golpeado, porque hace rato cree que la franquicia no lo sostiene, y podría irse incluso en este receso. En ese caso, los Suns tendrían que hacer una movida para reemplazarlo, algo que no es fácil porque tiene mucha capacidad salarial tomada y garantida. 

Pero volvamos a Paul. ¿Qué fue lo que ocurrió con él? Y no pongamos la supuesta lesión en el medio, porque eso todo el mundo lo vio como excusa. ¿Le falta ese extra al base para ser una campeón y leyenda? ¿Pensamos todos que era algo que no es? ¿O simplemente le pasó la hora? Después de 2 excelentes partidos de arranque contra los Mavs, con 28 y 19 puntos, Paul desapareció de la serie. En el otro triunfo de Phoenix, tuvo 7 puntos y 10 asistencias, pero en las 4 derrotas promedió 10.0 puntos (habría que retirarle todos los del juego 7, que vinieron en la segunda mitad), 4.8 asistencias (menos de la mitad de su media) y un mar de estadísticas negativas de todo tipo. 

Fue la gran decepción de la serie ante Phoenix, porque se esperaba que desde la experiencia pudiera plantarse ante un Luka Doncic 14 años menor, y con un entorno peor que el de él. Pero fue lo opuesto. Luka Doncic demostró tener la cabeza que los Suns demostraron no tener y, como ya lo viene demostrando también con Eslovenia, crecerse cuando el asunto es hacerse cargo de los partidos y de las presiones. En definitiva, lo que mató a Phoenix fue no poder soportar la presión de ser favoritos. Y en eso, el factor X fue Chris Paul.