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Que una nación de solo 12 años se destaque a nivel deportivo es algo casi sin precedentes. Y si esa nación se abre camino en el duro continente africano tiene más mérito. Se trata de Sudán del Sur, ese país por el que luchó en su momento Manute Bol y que se metió al Mundial con una grandiosa actuación en las Eliminatorias.

Pero bien podemos contar que se trata de un país que tiene un historial de conflicto terrible, masacres, y que esta sección se separó del norte, la parte árabe. Y además, la independencia no trajo paz, sino una gran cantidad de conflictos internos por las diferencias entre sus propias etnias.

Siete años de guerra civil, más de 400 mil muertos, 4 millones de desplazados y todo lo que ello conlleva en un país que encima está sumido en la más absoluta pobreza. Y la conexión con el deporte viene porque están caracterizados por cuerpos altos, de mucha resistencia física y y muy atléticos.

Y allí quien más historia hizo, no solo dentro del campo, fue el gran Manute Bol. 2.31 de altura, el segundo más alto de la historia de la NBA que nunca perdió sus raíces y luchó como nadie por la paz, quedándose hasta más tiempo en su país a pesar de una dura enfermedad que finalmente le costó la vida.

Pero hay otro miembro del país que es Luol Deng, y también festeja esta histórica clasificación. Claro, el excompañero de Chapu Nocioni en los Bulls nació en Wau, Sudán del Sur, y fue una de las grandes figuras del país, pero jugó para Gran Bretaña a nivel selección.

Igualmente, nunca se olvidó de su tierra y creó la Federación de Sudán del Sur de básquet, es presidente. Su padre lo mandó a Alejandria a los cuatro años, y ahora su selección, a la cual dirigió por ausencia de su entrenador principal, Royal Ivey, venció al Congo en esa misma ciudad y festejó algo inédito.

Pero el potencial del equipo no se queda ahí. Sacando a Thon Maker, que decidió representar a Australia, tienen a jóvenes interesantes como Nuni Omoy y Kuany Kuany. Además, Wenyen Gabriel, JT Thorr y… Bol Bol, el hijo de Manute que crece a paso agigantado en Orlando y que podrían representar a la selección en Japón, Indonesia y Filipinas.

Y la figura del último juego, Nuni Omot, también acarrea por detrás una historia muy dura, como tantos otros compañeros y familiares. Nació en un campo de refugiados de Kenia, de donde su familia huyó de la guerra en Sudán, para luego llegar a Estados Unidos cuando tenía tres años. Ahora, ya como profesional luego de su paso por la NCAA en Baylor, fue clave para llegar al Mundial, ese sueño que parecía inalcanzable y que ahora Sudán del Sur festeja como pocas noticias en estos días.