Historia

20 años sin Milanesio...

15:18 13/05/2022 | El 13 de mayo del 2002 se retiraba el símbolo máximo que tuvo la Liga Nacional en toda su historia. El Marcelo.

En 1985, primera Liga; el día de su retiro y en 1999 con su compadre único, el Pichi (Fotos Marcelo Figueras)

Para algunas cosas se nace. Otras, se hacen. Marcelo Milanesio no solo nació para el básquet, sino que le dedicó su vida entera. Parafraseando a León Najnudel, sus días eran con básquet o sin básquet. Esa era la única clasificación posible. Pero eso no fue lo que marcó a Milanesio. Al menos, no lo que lo marcó más. Marcelo, el Marcelo, fue el tipo más carismático que tuvo la Liga Nacional en ya casi 40 años de historia. Su símbolo máximo. Ninguno como él. Después podremos discutir si fue el mejor, el segundo o el quinto. Pero en carisma nadie le hizo sombra. 

Milanesio nació en Hernando, Córdoba, el 11 de febrero de 1965 (hoy está impecable con 57 años), y, en épocas de comunicación analógica, no digital, su nombre se hizo conocido en argentinos de menores, para saltar ya a la fama nacional con la Liga de transición de 1984. El mundillo del básquet tenía alguna idea de lo que era Atenas, pero no la gran masa basquetbolera. Por eso, en esa temporada mágica, la que empezó a cambiar la historia de nuestro básquet, Milanesio fue nuestro Jordan. La figura emblemática, joven, fresca, que necesitaba la competencia como cara de su nueva era. 

Podríamos hablar horas de Marcelo y escribir libros enteros, porque Marcelo fue desde el día uno hasta el último, hace hoy 20 años, un referente. Con 19 años, en aquel 1985 de leyenda, él y su hermano Mario (mayor, pero siempre un poco a la sombra del insolente base), patearon las puertas del todopoderoso Ferro y a punto estuvieron de romper la historia ya en el primer año de la Liga. Se quedaron en la final, aquella en el Corazón de María con el público pisando los bordes de la cancha y el Etchart con gente colgando del aire. Folclore maravilloso e irrepetible. 

Tardó un poco, pero Atenas llegó donde iba a llegar tarde o temprano, y en 1987 comenzó una seguidilla de títulos nacionales e internacionales que pusieron al club cordobés al tope de Sudamérica, llegando incluso a jugar el Open McDonald's de París en 1999, compitiendo de igual a igual con los mejores de Europa. Marcelo era siempre la foto central. Su popularidad había superado todos los límites imaginables pocos años atrás. Era conocido en Córdoba (ídolo top en una provincia con muchos ídolos), y en todo el país, donde los hinchas, que lo querían para su equipo, reflejaban esa pasión de amor odio con el recordadísimo "Milanesio botón, Milanesio botón, sos un hdp, lpmqtp...". Era la forma de tenerlo sin tenerlo. Y a él eso, tener a un estadio entero en contra, lo motivaba más que nada. Más incluso que tenerlo a favor. 

Marcelo completó una carrera brillante, con puntos altos hoy imposibles de repetir, con el hecho de empezar y cerrar su carrera de Liga en el mismo club. Tuvo su gran chance en ese 1999 de emigrar a la Benetton Treviso de Zeljko Obradovic (sí, Obradovic, el DT más ganador de la historia de Europa, quería a Milanesio), cuando el éxodo no era tan cotidiano, pero motivos que solo él y su conciencia saben hicieron que se quedara en Córdoba para retirarse campeón el 13 de mayo del 2002, en su ciudad, tras vencer a Estudiantes de Olavarría 87-81 en el quinto juego y ganar la serie 4-1.

Milanesio fue el primero en la Liga Nacional en ser pedido por marcas para sponsoreos. Y es que su imagen era perfecta. Si la LNB tuviera que elegir un contorno al estilo Jerry West en la NBA, no importa cuál, pero tendría que ser una imagen de Marcelo. Él y Pichi Campana formaron un dueto único, de esos que se cuentan con los dedos de las manos en el mundo entero.

Ganador como ninguno, valiente en los momentos calientes, jamás aprendió a perder y por eso desde el primer partido hasta el último protestó cada cosa que podía alejarlo de la posibilidad de ganar. Fue el mejor asistente en un Mundial (1994), espejo de los cracks futuros (Pepe, Facu, mil más), y aunque esto es incomprobable, con su calidad y estilo, hubiese jugado de taquito hoy en la NBA, que pareciera hecha para como él jugaba hace 30 años. 

Hace 20 años se retiraba el Marcelo. Y nadie pudo ocupar su lugar. Se te extraña Cabeza. 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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