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León Najnudel fue un adelantado a su época, de eso no hay ninguna discusión. Y lo mostró con Héctor Campana en 1986, en su primer año en Sport Club de Cañada de Gómez, llevándolo a jugar de base.

El cordobés tenía 21 años en ese momento, venía de Obras y había sido cedido a préstamo por un año. Se sumó junto a jugadores con Raúl Merlo y los estadounidenses James (Jimmy) Leroy Wright y Michael Zeno.

Y León decidió que Pichi fuera el base del equipo, con un pensamiento muy particular para la época, como se cuenta en su biografía: “Yo estoy intentando que Campana sea base. Él y Merlo. Y lo hago con proyección al equipo nacional porque si Campana de aquí a cuatro años no es base no será nada en el plano internacional. No se puede jugar con un base de 1m80, un Campana de escolta de 1m85 y un ala como Camisassa de 1m97 porque se pone un equipo muy chico en la cancha y se colocará un autotecho en su rendimiento condicionado por la altura. ¿Se entiende? Campana está jugando ahora menos que el año que viene pero más que el año pasado. Hay que tener paciencia” expresaba el entrenador.

Claro, su experiencia previa había sido sumamente exitosa en Ferro con Miguel Cortijo en la posición de base. En este caso, igualmente Pichi terminó con 31 partidos jugados y 24 puntos de promedio como uno de los goleadores de la competencia, en un Sport Club que terminó en la quinta ubicación.

Ahora, casi 40 años después, el gran goleador de la Liga Nacional recordó ese momento: “León estaba loco (risas), en realidad León creía que yo podía potenciarme jugando de base y tal vez como sin querer me metió en la cabeza, me pongo a pensar hoy después de muchos años que para ser un jugador más completo podías tener otra visión, fíjate vos que adelantado hoy todos los jugadores tienen que saber tirar, pasar, llevar la pelota, en definitiva el jugador se ha hecho mucho más completo ya la época de los especialistas está medio quedando atrás, esta es la realidad fue duro, yo me tengo que acordar en ese año de base, sí fue duro porque era un goleador por ahí muchas veces contenido, si bien después en parte ya pasaba a ocupar otro rol en el transcurso del juego pero bueno, casi siempre de arranque me tocaba tener una mirada diferente te diría que tenía como una lucha interna obviamente porque el goleador y el tirador estaban presentes siempre entonces habría que tratar de equilibrar, pero fue una linda experiencia”.

A su vez, recordó cómo se lo planteó: “Me lo pidió como cualquier entrenador le pide cosas a sus jugadores él creía, yo me daba cuenta como lo decía, él creía que yo lo podía hacer esta es la realidad, no es que no teníamos base en el equipo pero él creía que el equipo podía ser mejor yo jugando de base, bueno esta es la realidad y nada, fue una buena experiencia, buena enseñanza”.

En este contexto, Campana analizó: “El básquet era mucho más esquemático que en la actualidad tal vez hoy hubiera servido muchísimo más, hoy hubiera sido muy diferente. si bien todavía vos sabés quiénes son los que tienen la responsabilidad de llevar y de conducir el equipo, pero por la forma de jugar y el juego de hoy podés jugar en todos lados, antes como te decía era mucho más esquemático el tema hoy sí sería, te diría que mucho más natural”.

Se dio la curiosidad que a la temporada siguiente, en 1987, Pichi cerró como base en las finales para Atenas ante Ferro por la salida de Marcelo Milanesio por faltas, al igual que varios años después con GEPU: “siempre lo cargo a Marcelo, le digo ‘te arrugaste y en la parte final importante tuve que reemplazarte’, fueron momentos de tensión, obviamente ni hay que pensar hay que darle para adelante”.

¿Qué hubiera sido de Pichi Campana como base? Eso solo quedará en un interrogante en la historia.

Alejandro Malky / [email protected]
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