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La convocatoria de 24 jugadores de la Selección Argentina para las últimas ventanas tuvo un nombre inédito como Tomás Monacchi. Pero no solo en la mayor, sino que el joven marplatense nunca estuvo siquiera en formativas, lo que habla de un crecimiento y la confirmación de que todo su trabajo tuvo y tendrá recompensa.

Llegó algo tarde al básquet, pero el talento lo tenía innato, en una institución especial como el Instituto Albert Einstein: “Empecé a jugar a los 12 años en el Einstein, que es un colegio que a la tarde funciona como club”. Allí tuvo a dos entrenadores que lo marcaron: “En mis primeros pasos en el básquet creo que mis primeros entrenadores, que fueron Fernando Galloti e Ignacio Minuchin en el Einstein, con Adrián Rossi, fueron entrenadores que me enseñaron mucho”.

A los 17 años le llegó la oportunidad de Peñarol, gracias sobre todo a la creación de la Liga de Desarrollo, pero tenía una relación con el Milrayitas que era familiar. “Siempre estuve relacionado a Peñarol porque mis dos hermanos mayores jugaron toda la vida ahí. Pero en la primera temporada que se implementa la Liga de Desarrollo, se podía invitar jugadores del básquet local para jugar, entonces me invitó Peñarol y terminé jugando todos los partidos de local de ese año. Después cuando terminó la Liga de Desarrollo me hicieron el pase para jugar el torneo local y la Liga Junior. Tomé la decisión de ir porque era un desafío lindo y con el pasar de los años se fue dando todo”.

A partir de ahí fue todo crecimiento, con el trabajo semana a semana con dos grandes entrenadores y poco a poco con la Liga. “Trabajé mucho con Osvaldo Echeverría y Tomás Sirochinsky. También todos los entrenadores que fui teniendo al o largo de las temporadas de Liga aprendí muchísimo y fueron personas que hay que me ayudaron a crecer”.

El debut en la Liga se produjo en 2016, y Tomi lo tiene bien fresco en su memoria: “Fue en enero del 2016 contra Instituto de local. Un partido que sacamos 30 llegado el tercer cuarto y entré cinco minutos. Estaba re contra nervioso obviamente, pero quería entrar y hacer mis puntos, que no lo pude hacer, pero tiré un par de dobles que no entraron, fue un recuerdo hermoso”. Esa campaña tuvo otros cinco juegos, donde sí pudo anotar.

A partir de ahí vinieron otras cuatro temporadas, con un crecimiento paulatino y haciéndose poco a poco un lugar en el plantel Milrayitas. Pero la temporada de la pandemia fue el salto definitivo, pasando de promediar 2.7 puntos y 1.4 rebotes en 12.9 minutos, a 9.3 unidades y 4.8 recobres en 27.7 minutos en cancha, lo que habla de un salto cualitativo en su nivel y adaptación a la Liga.

Y luego de esa campaña tuvo un nuevo paso en su carrera, cerrando la temporada en Ameghino de Villa María. “Fue una experiencia muy linda. Era la primera vez que jugaba fuera de Mar del Plata así que me sirvió, mis compañeros y el club me trataron de diez. Deportivamente no cumplimos el objetivo del ascenso y personalmente tampoco terminé de acomodarme y entender cuál era mi rol en el equipo. Pero de todas las experiencias se aprende y me ayudó a tener este presente”.

Y llegó una temporada de ensueño para Peña y Tomás, llegando cuartos en la fase regular: “Fue muy linda, cuando arrancó la temporada nos pusimos el objetivo de llegar a playoffs, pero cuando fueron pasando los partidos ese objetivo fue cambiando y terminamos quedándonos con el cuarto puesto. Después nos quedamos con ganas de más, pero quedamos afuera con un gran equipo como Boca. La gente se identificó con nosotros, nos hizo llegar el cariño y eso es algo muy lindo que nos hizo transitar la temporada muy cómodos y contentos”.

Pero esto tuvo un trabajo detrás en puntos específicos, para lograr la actualidad que tiene: “Tuve que mejorar un montón de cosas. El físico siempre fue algo que sabía que tenía que mejorar si quería jugar al básquet, así que fue algo que trabajé mucho estos últimos años y lo pude mejorar. Mi lanzamiento creo que mejoré bastante y hoy soy mucho más consistente que hace un par de temporadas. Esta última temporada creo que di un paso adelante en la parte defensiva, siendo más consistente y más confiable.

A pesar de no haber quedado entre los 15 jugadores finalmente que arrancaron a entrenar para las Eliminatorias con la Selección Argentina, Monacchi lo toma como un incentivo para seguir trabajando: “Estar en la pre convocatoria es una alegría enorme, me pone muy contento y me da muchas ganas de seguir trabajando. Me tomó por sorpresa porque se sabía que en esta lista iban a estar todos los jugadores de Europa y la NBA, pero cuando me llegó la noticia fue algo hermoso”.

Un Tomás Monacchi que sigue dando pasos en su crecimiento, que su techo será el que él mismo se proponga y que podrá seguir demostrándolo en Peñarol la próxima temporada.

Alejandro Malky / [email protected]

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