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Comenzó la temporada 2024/25 de la Liga Nacional y una de las grandes revelaciones de este inicio es Unión de Santa Fe. La premisa del Tatengue fue armarse para salir del fondo pero en este arranque se está preocupando más por pelear arriba que por mirar a la parte baja. El equipo tiene química, se hizo fuerte de visitante en estas primeras semanas y arrastra un registro de 4-1.

Tiene varios jugadores en un gran nivel, algunos viniendo desde el banco y aportando desde ese rol, sin importar que tengan menos minutos que los habituales titulares. Este martes por la noche en el Ángel Malvicino logró una gran victoria, principalmente por cómo se dio el desarrollo y porque enfrente tuvo un equipo como Platense que nunca se entregó. El Tatengue arrancó muy bien, se puso en ventaja y sacó una buena diferencia, pero con un Eric Flor imparable, el Calamar reaccionó, lo niveló, nunca pudo pasar al frente pero no se entregó y recién en los minutos finales el local lo quebró.

En esa buena victoria, hubo varios jugadores que se destacaron. Uno de los que mostró sus credenciales en los momentos picante, cuando el equipo estaba perdido y sin gol, apareció Marcos Cabot con el empuje propio de los charrúas. El base primero asistió y después calentó la mano dándole conversiones importantes al equipo de Maximiliano Seigorman. Mucha seguridad desde la línea de libres, tres bombas de larga distancia que fueron dagas y algunas penetraciones para redondear su mejor partido en su segunda experiencia en la Liga: 21 puntos. En líneas generales, su producción viene siendo mejor que cuando estuvo un puñado de partidos en Argentino de Junín en la 14/15.

Pero Marcos tuvo un momento de su vida en el cual vio muy de cerca a la muerte. Era el año 2012, él tenía 22 años y Defensor Sporting había perdido ante Welcome en cuartos de final de la Liga Uruguay. Cabot junto a su compañero Federico Álvarez decidieron ir al balneario Punta Colorada para disfrutar de unas pequeñas vacaciones.

Álvarez había sido operado por una rotura de ligamentos hace poco menos de tres meses e invitó a su compañero a pasar unos días en su casa. Días antes había comprado un kayak. Partieron desde la orilla con sus chalecos salvavidas y dejaron los celulares a las familias, que estaban en la orilla. Las horas pasaban y los jóvenes no volvían, por culpa de un pinchazo en el kayak.

“Nos dimos cuenta de que se nos pinchó, y la corriente nos tiró para adentro de una forma increíble. Ahí nos desesperamos y ya estábamos a un kilómetro de la costa”, dijo Cabot a medios uruguayos, quien no sabía nadar entonces permaneció en el lugar en el cual decidieron tirarse al agua. Álvarez, con su rodilla aun en pleno proceso de recuperación, empezó a nadar y siete horas después llegó a la orilla en Punta Negra.

A esa altura, extrañadas por la demora, sus familias ya habían denunciado el hecho al personal de Subprefectura, que encontró a Álvarez ya casi saliendo del agua. En ese momento, por mar y por aire comenzaron a buscar a Cabot, a quien rescataron cuatro kilómetros al sur de Punta Negra mientras se sostenía en su salvavidas. “A esa altura estaba congelado, con hipotermia y resignado. Nací de nuevo, esa es la verdad. Me dijeron que tuve mucha suerte porque sólo en un 5% de los casos se da el rescate, que me ayudó mi condición de deportista y que dentro de una hora y media se ocultaba el sol, de lo contrario hubieran suspendido el rescate hasta el otro día”, cerró Marcos.