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Barcelona dio una muestra enorme de reacción para quedarse con la localía en la serie de cuartos de final ante Unicaja. Los blaugranas remontaron en el final y forzaron el suplementario para vencer por 101-97 y quedar a un triunfo de las semifinales.

Casi todo parecía perdido para los azulgranas cuando el Unicaja, tras un partido de vaivenes, entró en el último minuto y medio con seis puntos de ventaja (83-77). Pero si algo tiene este Barça es resiliencia, acostumbrado a lidiar con una desgracia tras otra en este curso. El equipo de Joan Peñarroya no se vino abajo, al Unicaja le empezó a temblar la muñeca y el Barça supo aprovechar la última opción que le dio el partido. No remató el trabajo a la primera, pues Justin Anderson falló el tercero de los tiros libres que lanzó a dos segundos del final del tiempo regular, pero ya no perdonó en la prórroga.

Ese fallo de Anderson solo empaña ligeramente el gran partido del alero americano, principal héroe de la victoria en Málaga. Un espectacular mate suyo a una mano inició la reacción final del Barça (83-79) y sus dos tiros libres forzaron la prórroga, que se abrió con un triple suyo que dio a su equipo una delantera que ya nunca perdería. Kevin Punter lideraría al equipo en el tiempo extra pero la puntilla la volvió a poner Anderson con otro triple (92-99) a 56 segundos del final para acabar con 16 puntos y un 18 de valoración.

El Barça había ido a remolque durante casi todo el partido. Solo en los minutos iniciales, apoyado en el dominio en la zona de un Youssoupha Fall en su mejor momento como azulgrana, logró inquietar seriamente al Unicaja (2-11). Pero a la que se sacudieron los nervios, los malagueños impusieron su ritmo y agresividad para darle la vuelta al marcador con un parcial de 17-3.

El Barça, que venía de anotar 14,4 triples de media en sus últimos siete partidos con un excepcional porcentaje de acierto del 50,7%, no atinaba desde la lejanía y eso le lastraba de manera importante. Al descanso solo llevaba tres (de 14 intentos) y todos los había metido Jabari Parker, con sus compañeros negados una y otra vez desde más allá del arco. La consecuencia, una desventaja de nueve puntos al retirarse a los vestuarios (46-37).

No mejoró el Barça su tiro de tres tras la pausa pero sí su intensidad y determinación, que le llevaron a ir limando poco a poco su desventaja para regresar al partido en el tercer cuarto. El Unicaja resistió el primer arreón azulgrana (59-51) pero no el segundo, con Punter de protagonista. A caballo entre los dos últimos cuartos, un parcial de 1-13 dio el mando al Barça, que llegó a colocarse seis arriba ante un rival bastante perdido (67-73, minuto 33).

El despertar de Kameron Taylor y, sobre todo, Kendrick Perry volteó de nuevo el partido, esta vez para el Unicaja, que con un parcial de 11-1, se colocó seis arriba (80-74). Parecía que el triunfo se iba a quedar en Málaga cuando los locales mantenían esa renta a minuto y medio del final (83-77). Pero este Barça nunca pierde la fe y esta vez su capacidad de resistencia tuvo premio.

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