Julio Lamas: "Claro que me gustaría hacer algo en el básquet argentino"
08:45 29/04/2022 | Hablamos con el ahora exentrenador sobre su carrera, su vida, su decisión y su futuro, por ahora incierto. Un balance de 33 años de profesión.
Las charlas con Julio Lamas siempre son largas porque, de la misma manera que encaró siempre su carrera como entrenador de básquetbol profesional, Julio es muy cuidadoso de todos los detalles. De lo que dice, de cómo lo dice. Quiere que se entienda siempre el mensaje. Y por eso cada respuesta es una idea. Un concepto. Después de anunciar su retiro la semana pasada como coach, nos juntamos con Lamas para intentar resumir una carrera que lo tuvo todo.
-¿Cómo y por qué tomaste la decisión de retirarte?
. Después de muchos años de adaptar mi vida personal para poder realizar mi profesión, tomé la decisión de invertir las prioridades. Poder disponer de mi tiempo de una manera diferente, dejar de mudarme y de viajar tanto. Y ahora buscar un trabajo que se acomode a mi nueva situación. Esto es el acumulado de 33 temporadas. Vivir con la valija armada tiene un costo.
-¿En este período que te tomaste para pensarlo, te pusiste mucho con el baúl de los recuerdos?
. No, ni ahí ni ahora en estos días después del anuncio. Lo que sí recibí muchos mensajes, algunos públicos y otros privados, que fueron una caricia al alma, que hicieron que empezara a mirar algunas cosas con más perspectiva. Cuánto valor que tuvieron momentos compartidos con personas. Cuando estás competiendo se te va casi todo el tiempo en eso.
- Te lo preguntaba porque por ahí pensé que habías hecho un repaso para atrás para ver si te quedaba algo, algún objetivo para cumplir.
. No, porque soy de muy fácil motivación cuando hay un proyecto nuevo. Enseguida me engancho. Yo pude dirigir a Ben Hur después del Real Madrid y era el tipo más feliz del mundo. Si bien estoy orgulloso de mi carrera, esto no tuvo que ver con no encontrar un objetivo. Tuvo que ver con lo personal. Quería ponerle un punto final o tenerlo más bajo control.
- Es común que un jugador comunique su retiro, pero no tanto un entrenador. ¿Puede ser también que lo hiciste para vos, justamente para no tentarte de que aparezca algún proyecto que te hiciera volver a meterte en un compromiso?
. También fue para mí. Fue como despedirme de lo que más me gustó hacer, soltarlo, y empezar una etapa nueva. La declaración fue primero para mí, después para mi entorno y al final para el resto. Por otro lado, quiero trabajar en el deporte, en otro rol, y el momento era ahora.
- Alguna vez lo hemos hablado esto, y es que la carrera del entrenador es desgastente, y en tu caso, sos un tipo joven para casi cualquier actividad que quieras encarar, pero la realidad es que cargás una mochila de 33 años como coach profesional, porque arrancaste a los 24.
. Sí. Empecé a los 24, muy precozmente, y ahora tengo 33 de carrera. Eso tiene que ver. Jugó un pequeño papel.
- Antes hablabas de los mensajes que te mandaron, ¿te tomaste un tiempo para leer los que te llegaron por las redes? Porque hubo de un espectro muy amplio. Fue sorpresivo.
. Los miré. Se me puede haber pasado alguno. Me enorgullecieron mucho las palabras de algunos jugadores, entrenadores, periodistas. Y recibí varios mensajes privadores de jugadores, de otros deportes, que me dieron una gran satisfacción. Me emocionaron. De alguna manera me marcaron que hice las cosas bien. Cuando competía, siempre me enfocaba en el presente y en lo que iba a venir. Terminaba una temporada, revisaba lo que estaba mal, interpretaba mis emociones, las gestionaba, y empezaba otra vez. Ahora empecé a mirar las cosas desde otro lugar, y me dí cuenta de que fueron años, que estuve en muchos lugares donde no imaginé que iba a estar cuando empecé. Yo arranqué para enseñarle a jugar al básquet a los pibes de San Andrés.
- Yo escribí dos cosas. Una fue que fuiste parte importante del gran cambio del básquetbol argentino con el surgimiento de la Generación Dorada, y también el mejor discípulo de León.
. En lo primero, el orgullo más importante de mi carrera es haber sido el entrenador de la selección argentina con ese grupo de jugadores. Y haber estado en el momento justo en el lugar indicado. Dos veces. Me siento afortunado por haber sido parte. Por eso solo merece la pena haberle dedicado tanto tiempo y pasión, dando todo lo que tenía. En cuanto a lo de León, ha sido todo naturalmente. Él me enseñó muchas cosas con total generosidad. Yo era tan joven que y lo admiraba tanto que absorbía todo como una esponja. Y las incorporé y usé en toda mi carrera. Nunca me puse a pensar qué pensaría de lo que iba haciendo, porque no lo sé. León falleció hace mucho tiempo y me molesta mucho cuando dicen "lo que diría León si viviera". Es una situación que me fastidia mucho y no lo hago. Lo que sí me pasó cuando Argentina salió campeón olímpico y yo fiché en el Real Madrid es que me hubiese gustado compartirlo con el Ruso (controla las lágrimas).
- Vos decís que te sentís parte del cambio en el básquet argentino. Te pregunto si te sentís también parte responsable de lo que terminó pasando.
. Me siento parte responsable en la primera etapa de haberle dado entrada masiva a varios jugadores ante las renuncias. Yo podría haber ido a los siguientes jugadores expertos de la Liga. Después quise imponer un sistema de juego europeo y de mirar para ese lugar. Eso en la primera etapa. Y en la segunda, el título de Mar del Plata, quizá no tan valorado en ese momento. Yo tenía mucho deseo de ganar un campeonato con ellos. Y ese fue el torneo en el que tuve más presión en mi carrera. Estaban nuestras familias en las tribunas. Cuando festejamos en el podio, fui el entrenador más feliz de la Tierra. Tengo la responsabilidad que le corresponde al entrenador. Y obviamente están Sergio (Hernández) y Rubén (Magnano), que tienen la suya.
-¿Le das más valor a la decisión de 1999 de poner a los jóvenes o a la del Mundial 98 de poner a Manu y a Pepe?
. Me parece un poco más la de 1999, porque en 1998 Manu y Pepe fueron en el puesto 9-10-11 y en la otra fue definir que de ahí en adelante íbamos a ir con ellos. En 1999 jugamos muy bien. El Preolímpico no se vio por TV, pero jugamos muy bien.
- Al día de hoy seguís siendo el entrenador argentino con mayor trayectoria en Europa. En 1999, cuando vas al Baskonia, era algo impensado. Después lo de Alicante y el punto más alto el Madrid. ¿Cómo lo ves a más de 20 años?
. Yo iba casi todos los años a España, a ver la Copa, o la Liga, o de pretemporada con Boca. El Baskonia además buceaba mucho en el mercado argentino. Y ahí me ven. Era un objetivo para mí llegar a Europa. Era algo que me había metido León desde siempre. Y terminé yendo. Otra vez muy joven, porque tenía 35 años. En el Madrid firmo cuando cumplo 40. Creo que los mejores entrenadores argentinos tienen el mismo nivel que los mejores entrenadores de España. Después hay que ver lo que creen los españoles y el cuidado que hacen de su mercado. Conozco bien los dos lugares. Cuando se habla de Pablo Laso, Xavi Pascual o Sergio Scariolo, no están hablando del promedio del entrenador europeo. Sino de la súper élite. Después hay otro montón de entrenadores muy bien formados, que eso es innegable. Y está después la mentalidad competitiva de cada entrenador. Saber gestionar un grupo. Yo mejoré como entrenador dirigiendo en España. Sumando los 3 en la selección y los 4 en la acb, pegué un salto grande en mi carrera. Cuando fui a Ben Hur después de esos 7 años de competencia internacional, era mucho mejor que cuando me fui. En la acb había un nivel extraordinario. Además, ya en 1999 empecé a recibir invitaciones para ir a la NBA con Popovich y RC Buford, con lo cual tuve además una capacitación enorme. Cuando el Madrid no me ofreció seguir tenía dos opciones: esperar allá o tomar a Ben Hur inmediatamente. Tenía 40 años y me pareció que dar vuelta la página en casa iba a ser mejor. Estaba dando vueltas el Zaragoza en la LEB. Si hubiera estado en la acb me hubiese quedado. Tomé otro camino. No sé si mejor o peor.
- Aquel famoso partido contra el Hapoel Jerusalem en Bélgica en el 2004, por la final de la Copa ULEB, ¿te marcó?
. Si nosotros ganábamos ese partido, yo tenía una renovación automática en el Madrid con un importante crecimiento del contrato. No pasó. Jugamos mal el partido. No lo ganamos en la cancha. En el primer momento tuve un dolor terrible. Cuando terminan los torneos, yo reviso, analizo, doy vuelta la página y no vuelvo. No le pasaba al nuevo club nada del anterior, ni al equipo nada del anterior. Aunque fuera el mismo. Traté siempre de empezar de cero. Es lo que más resultado me ha dado: tener la atención plena en el presente. En el deporte de alto rendimiento, cuando tu cabeza va para atrás o para adelante, no es tu mejor versión. Por eso cuando estaba con Ben Hur en la pretemporada ya estaba entero.
- Vos volvés a Ben Hur, pasás por Libertad, Obras y San Lorenzo. Y a todos los llevás a la final de la Liga, como mínimo, y con 3 salís campeón (con Obras, de la Sudamericana). Imagino que tenés un patrón o fórmula propia para armar el camino para que las cosas pasen. En todos los sitios, además, armaste un poco la organización interna de esos lugares.
. La experiencia de saber qué cosas le hacen bien a un equipo y a una organización, me han llevado a buscar siempre primero a buenos jugadores. Dicho esto, una vez que están los talentos, también sé qué cosas le hacen bien a un equipo, un ambiente sano. Y siempre le proponía a los jugadores una búsqueda constante de una mejora, tanto individual como colectiva. Traté siempre de que haya un ambiente sano entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, buscando mantener a la gente unida, del mismo lado. Eso traté de repetirlo siempre, siendo consciente de que me daban un equipo de básquet para devolverlo dos años después un poquito mejor. Siempre jugué para el equipo y no para mí, y traté siempre de convalidar eso y que todos hiciéramos lo mismo. Siempre busqué que el proyecto fuera de todos, no mío. Haciendo un traje a medida para cada lugar. Dirigí 3 clubes de fútbol. Con una sección de básquet pequeña. Eso es un traje a medida. Dirigí clubes de básquet, como Obras o Libertad. Otro traje a medida. O España, o Japón. Otro traje a medida. Siempre busqué cumplir los objetivos que nos dieran felicidad.
- Vos tenés un plan maestro, que tiene que ver con el equipo por encima de todo, ciertas reglas de disciplina, no jugar para uno sino para el equipo, etc. ¿Te fue fácil tratar con las personas en ese esquema? Porque cada jugador es una persona distinta.
. No me fue fácil, pero no hay nada fácil en el alto rendimiento, donde nadie te regala nada. Las cosas te las tenés que ganar vos todos los días. Y en definitiva tener un talento para algo es tener la capacidad de hacer una tarea por encima del promedio, o muy por encima del promedio. Eso marca si tenés talento para ser entrenador profesional. Y es una actividad de la que me enamoré. Ser parte de un equipo de trabajo es algo que me encanta. Lo viví apasionadamente. Pero gestionar con personas es quizá lo que más me enamoró de esto. Creo que una virtud fue saber adaptarme a los cambios, adentro y afuera de la cancha. Desde que empecé a dirigir hasta hoy, el básquet cambió mucho. De hecho yo cambién un montón los sistemas de juego. Pero fuera de la cancha, también. La forma de comunicarme con los jóvenes, el tiempo y las herramientas para comunicarme con los jóvenes. Si vos hoy no hacés un video de 6 minutos con efectos especiales los pibes se van a la play 5 y no te prestan más atención. Todo eso se fue modificando. Yo ví que esto era imprescindible. Tengo la actitud de adaptarme a los cambio y todo el tiempo estoy construyendo y me capacito con esas herramientas. Y me vinculo con los jóvenes. E incorporo en mi cuerpo técnico a jóvenes.
-¿Qué es lo más difícil de manejar gente?
. No hay una receta ni estilo para descalificar. Todas las personas tenemos un botón. Algunos en la cabeza, otros en el corazón, otros en el bolsillo. Para poder gestionar el talento, los tenés que conocer e interpretar. Y manejar a cada uno de forma distinta. Después los unís en lo colectivo: jugar para el equipo y no para uno mismo, dejar el alma en la cancha a la hora de jugar y entrenarse todos los días al ciento por ciento. Ahora, después, el entrenamiento físico, el técnico, por dónde le podés entrar a cada persona, es individual. Todo el tiempo tenés que estar preparado para gestionar la diversidad. Pasó el tiempo de decir "todos ustedes hacen lo mismo porque lo digo yo, que gané x campeonatos". Eso no funciona más. Tenés que convencer a las personas con razones que los motiven. La gente tiene distintas motivaciones y momentos. Y una parte de la habilidad del entrenador o líder es que el mensaje llegue. Con lo primero que te ganás la confianza de los jugadores es con el conocimiento. Lo segundo, es la capacidad de comunicar, porque si yo se 10 y comunico 3 y vos sabés 6 y comunicás 6, vos sabés el doble que yo. Si el mensaje no llega no se puede hacer nada. Y lo tercero es la confianza, que viene de varias cosas. Y eso tiene que ver con que lo mismo que le decís, vos lo hagas. Hay que tener cuidado con las promesas, porque si le decís algo y no le cumplís, no te cree más. Hay que ser coherente. Que hagas lo que decís, que no le mientas y que no lo traiciones. Que lo que pasa en el vestuario quede ahí y que lo que hablás con él quede ahí. Que lo vas a cuidar. Construir confianza cuesta mucho y lo podés destruir en 5 minutos. Y una cosa recontra importante es ser auténtico, que seas siempre vos mismo.
-¿Te tocó gestionar con una oveja negra adentro que no podías sacar?
. Sí, es algo que se puede sostener poquito tiempo. La experiencia demuestra que es mejor sentarte, hablar y acordar alguna cosa. Intentar hacer algún trato. Pero no se puede sostener mucho tiempo.
-¿Tu idea de gestión y de manejo de equipo vale para muchos ámbitos de la vida?
. De la vida no me atrevo a dar recetas ni consejos. Pero lo que pasa en un equipo de básquet para en un montón de grupos de trabajo de infinidad de lugares. Lo tengo chequeado, porque doy charlas corporativas, y me ha pasado de estar en la Fundación Favaloro, en una empresa de energía, una federación de contadores o en una empresa de telefonía y pasan conflctos, desacuerdos, egoísmos, de la misma manera que pasan en un equipo deportivo. Al final, sacá lo técnico o táctico, son personas y pasan cosas parecidas.
-¿Ese es tu patrimonio hoy para lo que venga?
. En este momento no tengo mucha certeza de lo que va a venir. Ahora mi objetivo es comentar básquet en los medios y dar estas charlas corporativas. Me encanta comentar y las charlas las disfruto. Esto es para el 2022.
-¿Cómo tenemos que tomar lo de Abel Balbo?
. Lo de Balbo es así: yo no tengo la intención de pasarme al fútbol. No es mi plan. Abel me invitó a formar parte de su cuerpo técnico y me dio sus razones. A mí me gusta la persona, sus ideas, y nos reunimos muchas veces. Es una posibilidad, no un hecho. Y empieza y termina en Abel Balbo, si es que empieza. Porque no sé cuáles van a ser mis próximas posibilidades laborales. Lo que es muy difícil es que me mueva de Buenos Aires por ahora.
- La pregunta obligada es: ¿te gustaría hacer algo en el básquet argentino?
. La respuesta es muy fácil. Sí, claro. Puede ser ahora, más adelante, en 5 años. Voy a ser un hombre del básquet el resto de mi vida. Claro que me gustaría.
- El básquet FIBA está en problemas, porque la NBA se está chupando todo. ¿Te preocupa lo del básquet argentino dentro de esa realidad mundial?
. En el básquet mundial creo que es una situación a la que hay que adaptarse y generar más jugadores. Y tener proyectos a mediano plazo. La acb lo hace con los comunitarios o cotonú. Adaptó las reglas entonces cuando encuentra talento, lo lleva, lo desarrolla y lo pone a jugar. Yo ahora estoy comentando la acb en DeporTV y todos los clubes están llenos de jugadores internacionales, de talla y condición atlética. La liga española tiene más dinero y en eso no podés hacer nada, pero las competiciones que tengan mejor gestión, reglas e ideas a mediano plazo, más trabajo deportivo de calidad, van a poder seguir sanas igual. No me preocupa eso.
-¿Si lo bajás a Argentina?
. Una competencia es los jugadores que vos tenés adentro de la cancha, y nosotros necesitamos recuperar promedio de estatura, condición atlética y calidad técnica en los talentos que tenemos en la competición. Hay un éxodo. Espero que vuelvan jugadores que están en ligas iguales o menores que la liga, y espero que sigamos sacando talentos. En lo deportivo, eso. Después, creo que necesitamos tener otro formato de competencia y un calendario mejor.
- Si no te leo mal, no estás en desacuerdo con que se sume talento regional aunque se juegue con muchos extranjeros.
. No. Tenemos que buscar adaptarnos a los cambios y usarlo para todo.
-¿Y en la selección? ¿Hay que hacer un replanteo muy grande tras este cambio de ciclo grande que provocaron las salidas de Scola y Oveja?
. Yo soy optimista con la selección. Creo que si seguimos teniendo jugadores en la NBA y en la Euroliga vamos a seguir competitivos. Tenemos tres en la NBA y dos en la Euroliga. Y otros en más competiciones europeas. Me parece que la selección va a seguir entre los 10 mejores del mundo. La final en el Mundial con mayoría de jugadores que sigue estando te invita a creer en eso. Terminó una etapa con Sergio, que es un entrenador que logró excelentes resultados en competencias mundiales, y que volvió a mostrar un equipo con alto nivel de juego. Dejó la vara alta, pero soy optimista.
- En tu carrera, al comienzo, tuviste dos situaciones que, con el tiempo, obviamente, quedaron casi como anécdotas. Y fueron con dos leyendas como Pichi Campana, en Olimpia, y Marcelo Milanesio en la selección. No sé si en su momento, siendo vos tan joven, sentiste que se te fueron de las manos.
. Con Marcelo nunca tuve un conflicto, pero evidentemente yo llegué en un momento a la selección en el que él era dueño del equipo y yo puse a otros jugadores a competir y compartir el puesto con él, pero no tuve conflicto con él. Yo era muy joven, teníamos casi la misma edad. El equipo del Mundial 98 era muy heterogéneo. A mí me gusta romper lanzas con ese equipo. Obviamente sale perdiendo con el del 2002, pero ese equipo jugaba excelente en ataque y todavía no teníamos el nivel defensivo que hubo después para saltar a los mejores 4 del mundo. Tuvimos varios momentos que jugamos muy bien con jugadores que tenían grandes recursos tácticos. Con Pichi fue distinto, porque el conflicto fue en Olimpia, y yo no supe manejar la situación. Si me hubiese pasado unos años después, lo hubiera hablado con él y resuelto fácil. Por nivel deportivo, estamos hablando de dos tipos que hubieran sido obviamente integrantes de la Generación Dorada, que fueron símbolos de nuestra Liga Nacional en una crisis grande como la del corralito, y que con ellos dos aguantamos un tiempo hasta que nos pudimos recuperar. Los admiro profundamente. Milanesio conoce el juego de punta a punta. Todo. Domina todo lo que sucede en una cancha. No hay muchos jugadores así. Nos tocó cruzarnos en un momento donde ellos eran expertos y yo un entrenador muy joven, muy convencido de las decisiones que tenía que tomar. Y no tenía ni la habilidad ni las herramientas para convencer al que era perjudicado por una decisión.
- Qué lindo sería tener un Milanesio-Campana cada 15 años, ¿no? Porque creo que ambos hoy serían NBA sin discusión.
. Los dos, en este tiempo actual, podrían jugar en la NBA. Este spacing que se juega hoy, con 4 afuera y 1 adentro, para hacer pick and roll, con la pintura liberada para Campana, o Milanesio haciendo jugar y con el tiro de tres puntos que tenía, serían de ese nivel. Te agrego otra cosa que manejé mal en mi carrera: las finales con Sport en 1990. Se me pasaron volando, como que no las jugué. Estaba tan contento por estar en la final que se terminó perjudicando el equipo. Ahí aprendí que en una serie final no podés sacar el foco hasta que no terminaba el último partido. Una vez estábamos cenando con el Lobito Fernández y Germán Filloy y Germán me dice "lo más importante cuando jugás una final es que no te distraiga el ruido de afuera". Entonces eso que hice mal me dejó una enseñanza que me sirvió para siempre.
Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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