A 40 años del Zaragoza de León Najnudel campeón de la Copa del Rey
18:42 02/12/2023 | De la mano del legendario entrenador argentino, el equipo zaragozano venció en la final a Barcelona y logró un título histórico.
Zaragoza está viviendo un día muy especial, ya que un 2 de diciembre, pero de 1983, lograba la Copa del Rey. Con un enorme triunfo ante Barcelona, el equipo de León Najnudel entró en la historia grande de la mano del entrenador argentino.
Su biografía escrita por Marcelo Nogueira, “Historia de un Adelantado” cuenta:
“León era el entrenador ideal para este equipo. Entrenador con don de gentes, buena labia y poquito dado a la pizarra. La mejor anécdota que tengo es que un día pide tiempo muerto, está dando instrucciones para un ataque contra individual y le dice uno de los avispados del equipo ‘oye, es que creo que van a hacer zona’. Y León, ni corto ni perezoso, salta con un ‘¡no se atreverán!’”, le contó Paniagua al periodista Antonio Rodríguez.
La Copa del Rey fue una fiesta: la primera vez con el formato de Final Four, el estadio lleno para las dos jornadas, con sobreventa de entradas, 120 periodistas acreditados (récord) y una audiencia de 10 millones de espectadores (transmisión en directo de Televisión Española), marca antes jamás registrada para el básquet español.
En el primer cruce, Barcelona (2º del Grupo Impar, 12-2), ganador de las últimas seis ediciones, venció a Real Madrid 102-100. Brilló Juan Antonio San Epifanio (Epi), con 40 puntos, todavía sin línea de tres puntos, la mejor marca histórica hasta ese momento. En el segundo, el local, el CAI de León frente al Joventut Massana (1º del Impar, 13-1), dirigido por Alejandro (Aíto) García Reneses y con un estadounidense estelar, David Russell. El triunfo del CAI para acceder a las semifinales fue por 87-83 y Magee volvió a sorprender con 36 puntos y 12 rebotes.
Barcelona, dirigido por Antonio Serra, contaba con Ignacio (Nacho) Solozábal y Epi como estrellas nacionales; los dos extranjeros permitidos, Marcellus Stark y Mike Davis, y también dos nacionalizados, el alero tirador dominicano Cándido (Chicho) Sibilio y el argentino Juan Antonio De la Cruz, pivote formado en San Lorenzo, miembro de los seleccionados juveniles de nuestro país, que luego fue medalla de plata con España en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84.
En la previa a la final a León le preocupaban “los cambios de defensa de hombre a distintas zonas, que veremos si podremos vulnerar”, mientras que su plan táctico defensivo pasaba por contener el goleo de Epi. De esa tarea se encargaría el zurdo Indio Díaz o el alero Fernando Arcega. La otra preocupación pasaba porque sus internos extranjeros se impusieran a los del Barcelona, Stark y Davis.
La importancia de la final llevó al CAI a concentrarse en el Hotel Corona, en donde surgió un altercado: Allen reclamó premios por ganar la Copa y Rubio le contestó que “eso se verá después. De momento no está en el contrato y entonces no hay nada”. Magge ayudó a aplacar la rebeldía de su compatriota.
Otros tiempos, otras reglas, por ejemplo: posesión de 30 segundos, dos tiempos de 20 minutos, 3x2 en los tiros libres (la falta recibida en acción de lanzamiento daba hasta tres lanzamientos para tener la opción de anotar dos) y sin triples, entre otras. Las rotaciones eran cortas, no más de seis o siete jugadores participaban activamente. Y como dato de color, se permitía fumar en el estadio a los espectadores, periodistas y fotógrafos. Y, claro, a los entrenadores. León era uno de ellos, de unos seis a diez cigarrillos rubios “largos” por partido, dependiendo de la tensión.
La final arrancó muy pareja, al menos durante los primeros 15 minutos, en donde cada uno se repartía una a una las conversiones o los errores. Así fue hasta el 28-27 a favor del local. Pero en el cierre de la primera parte Barcelona metió un parcial de 20-10 que lo llevó al descanso 47-38. Era lo lógico, los catalanes partían como favoritos. Y tal lo estudiado por León, el equipo de Serra alternó defensa individual con distintas zonas que complicaron el ataque aragonés.
Quince años después, en un canal de TV de Aragón, el capitán del CAI, Fernando Arcega, declaró: “León era un entrenador extraordinario en lo sicológico, sabía llevar muy bien al grupo. No era el típico entrenador que te daba una reprimenda. Intentaba animarte y lo hacía muy bien. En ese medio tiempo nos dijo que nosotros sabíamos jugar, que Barcelona no estaba haciendo más y nos dio esa confianza que nos faltaba”.
Najnudel resolvió la falta de tiro externo y chispa con el ingreso de Juan Carlos López Rodríguez (por Fernando Arcega) y le dio importantes minutos al base José (Pepe) Arcega, el menor de los hermanos, de apenas 19 años, en lugar de Manel Bosch.
En la mitad de la segunda parte, tras superar un comienzo impreciso (2-11 de cancha), se agrandaron las figuras de Allen y Magee, en el juego interior, López Rodríguez acertó tiros valiosos y el Indio Díaz le imprimió la cuota de carácter necesaria. Los 3.500 o 6.000 espectadores (nunca se sabrá bien porque hay varias versiones) se unieron a los protagonistas al ritmo de Manolo, el famoso bombista español, también presente en la fiesta.
Por un dos más uno de Magee, CAI se adelantó 61-60 y de ahí en más todo fue tensión, nervios, defensas cerradas y posesiones valoradas en un “millón de pesetas”, como se escuchó por ahí.
Barcelona empezaba a sufrir con las faltas personales de sus extranjeros, Davis y Stark, ambos con cuatro. Y el ingreso de De la Cruz fue apenas un maquillaje momentáneo. El cierre fue el mejor momento del local. Después de un doble de Epi (72-71), CAI encadenó aciertos de Bosch y dos de López Rodríguez para un parcial de 6-0 que llevó el marcador 77-72, con 3m10s por jugar. Serra se aferró a un tiempo muerto, mientras Najnudel, de pantalón marrón y sueter color crema, llevó tranquilidad a los suyos.
Epi acortó con la regla del 3x2 (1+0+1), Bosch volvió a estirar con dos libres y en la acción siguiente Allen dejó la cancha por faltas personales. El del Barcelona cobró con dos libres (79-76, a 1m36s) y CAI falló el siguiente ataque.
Faltaba poco para la hazaña pero mucho por sufrir cuando llegó la polémica, a 1m10 del final: Sibilio recibió falta personal y fue a la línea. Metió los dos primeros pero la mesa de control no registró el segundo acierto. Y como no se mostró en el marcador, que decía 79-77 en lugar del correcto 79-78, pasados unos segundos, Serra protestó en medio de la continuidad del juego. Los árbitros, Marcé y Gárate, ni advirtieron el reclamo. El partido siguió y López Rodríguez, en penetración por la derecha del ataque estableció el 81-77.
El tiempo se consumió después del doble. Serra siguió con la protesta, ahora en dos direcciones: el punto que faltaba y el tiempo por jugar. León, por entonces, ya tenía colgada en el hombro derecho su enorme cartera marrón y observaba sin hablar. En verdad, ya tenía en su bolsillo la Copa y para qué meter más confusión o ligar una falta técnica.
La falta técnica la recibió Magee, por festejar en exceso. Y los árbitros reconocieron 2 segundos por jugar. Epi metió un libre (81-78) y tiró el segundo a fallar como último recurso, pero el rebote corto terminó en las manos de Francisco Zapata. Final.
El desborde del público que invadió la cancha y el “robo” del trofeo de la Copa del Rey por parte del bombista Manolo para entregársela anticipadamente a los jugadores armaron el combo carnavalesco. Todos menos uno, León. El Ruso le dio la mano a Serra, hizo algunas declaraciones de su estilo para la TV española como “no había un candidato, podía ganar cualquiera” y sin ningún gesto de alegría enfiló para el vestuario surfeando entre los hinchas.
En uno de los sectores del estadio, metidos entre tantos zaragozanos, estaban Marta, su esposa, con los dos primeros hijos varones, Nicolás, de diez años, e Iván Simón, de 20 meses. “Fuimos solos a la cancha, León ni estaba enterado”, le contó a Marta a Fabián García en una entrevista.
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