¿Sabías que Michael Jordan estuvo a punto de firmar con los Knicks?
11:16 17/02/2020 | En 1996, la estrella de los Chicago Bulls recibió una oferta multimillonaria por parte de la franquicia de Nueva York. Un repaso a esa historia.
La historia demuestra que Michael Jordan vistió la camiseta de Chicago Bulls durante todos sus grandes éxitos. Y, aunque sus fanáticos hubieran querido que aquel game-winner catalogado como The Last Shot fuera efectivamente su último tiro, la carrera del 23 se extendió un poco más. Disputó dos temporadas con la camiseta de los Washington Wizards y luego colgó los botines definitivamente. Pero, ¿qué hubiera pasado si, en sus mejores años, el astro del básquet hubiese decidido cambiar de uniforme? Y no cualquiera, sino a la de la franquicia más mediática de la NBA: los New York Knicks. Curiosamente, eso estuvo a punto de ocurrir en la Agencia Libre de 1996.
Durante esos años, Jordan era tanto el jugador más determinante dentro de la cancha como la celebridad deportiva más redituable fuera de ella. Había vuelto de su primer retiro de manera triunfal y tardó poco en conseguir el cuarto campeonato de su trayectoria. Al mismo tiempo, marcas como Nike, Gatorade y Wheaties desembolsaban cifras millonarias para mantenerlo como la cara de sus productos.
Sin embargo, MJ creía que ese impacto económico no se plasmaba totalmente en sus contratos deportivos. Aquel que había firmado en 1988 por 25 millones de dólares en ocho años de servicio ya era obsoleto y la superestrella pretendía mucho más. Él y David Falk, su agente, pretendían algo similar al arreglo que había consumado Patrick Ewing con los Knicks en 1995: 18 millones de dólares por año. Jordan, MVP reinante de la temporada regular y de las NBA Finals, era en 1996 el agente libre más codiciado de todos los tiempos. Y, aunque parecía imposible que no renovara con los Bulls, el equipo de la Gran Manzana lo contactó inmediatamente.
Cablevision-ITT, la firma dueña del Madison Square Garden y de todas las franquicias que hacían de locales allí, preparó una oferta económica histórica que incluso burlaba las restricciones del tope salarial: 12 millones al año como jugador de los Knicks y 15 para oficiar de embajador de aquel conglomerado económico. Entre impuestos y otras variables, la cifra final rondaba los 25 millones de dólares por temporada. Cambiar de ciudad era un movimiento que tentaba al lado empresarial de Jordan, quien desde hace tiempo quería poner una franquicia de restaurantes en Nueva York. Además, tendría la chance de jugar con Ewing y reencontrarse con Charles Oakley, dos de sus mejores amigos en la NBA.
“Acabo de hablar con los Knicks y ya hay un acuerdo sobre la mesa. Tienen un día para igualar la propuesta o mi cliente se irá de Chicago”, le dijo por teléfono Falk a la directiva de los Bulls. Menos de 24 horas después de aquella comunicación, la franquicia le ofreció a Jordan el contrato más grande hasta ese momento para desactivar la bomba: 30 millones por una campaña. La estrella aceptó y todo se calmó. Los Knicks debieron conformarse con la contratación de Allan Houston y Larry Johnson, mientras que el fichaje más rimbombante de la Agencia Libre lo protagonizó Shaquille O’Neal al unirse a Los Angeles Lakers.
Con su principal figura como líder, Chicago ganó los dos campeonatos siguientes y completó su segundo Three-Peat. Un hito en la historia que pudo no haber sucedido si aquel intento neoyorkino se hubiese concretado.