Sueldos ilegales en la NCAA: el DT de Arizona le pagaba a DeAndre Ayton
21:34 01/05/2019 | El FBI, que hace un tiempo está investigando el accionar irregular de algunas universidades, reveló un dato escandaloso en el ámbito de la NCAA.
La NCAA es clara en cuanto a su reglamento: los jugadores amateur no pueden recibir ninguna retribución económica, a excepción de las becas que se obtienen por su rendimiento académico. Por esta razón, las principales figuras del básquet universitario no pueden obtener un sueldo por su rendimiento deportivo, que algunas veces es tan deslumbrante como para llenar estadios completos. Ese fue el caso de tipos con Zion Williamson o Ja Morant en esta 2018/19, pero es algo crónico que sucede en todas las temporadas, especialmente en la etapa del March Madness.
Este accionar ha recibido muchas críticas, ya que los jugadores no reciben ningún beneficio económico de un sistema que ellos mismos ponen en funcionamiento. Pero como suele decirse, hecha la ley, hecha la trampa. En los últimos meses se ha descubierto que el dinero negro ha sido una de las opciones de agentes y entrenadores para captar a las máximas promesas estadounidenses. Sin ir más lejos, Rick Pitino y los Louisville Cardinals estuvieron involucrados en un escándalo en el 2017.
En las últimas horas se ha destapado otra olla y dentro de la misma se encuentra ni más ni menos que el pick número 1 del último Draft: DeAndre Ayton. A partir de una investigación del FBI, en el que se pincharon varios teléfonos de personas importantes dentro del programa de los Arizona Cardinals, se determinó que el pivote recibía un pago de 10.000 dólares al mes, por parte del entrenador Sean Miller. Posiblemente haya sido un método de captación del talentoso interno, que a su vez se habría replicado a otros jugadores, como sería el caso de Rawle Alkins.
La NBA también se ha puesto a trabajar en el asunto y, desde su lugar, tiene en mente la posibilidad de eliminar la regla de los 19 años, por la cual los jóvenes tienen prohibido saltar del Instituto a la NBA. De esta manera, los mayores prospectos se ven obligados a pasar un año en el básquet universitario o a irse a jugar al exterior.