Selección Argentina

Scola: "El básquet moderno no se puede jugar sin correr"

12:02 21/08/2015 | El capitán argentino habló de todo en el Diario Olé. La selección, su visión del torneo y del básquet actual, la CABB, su carrera y su llegada a Toronto.

El capitán argentino habló de este proceso de selección y más. (foto: Marcelo Figueras para Diario Olé).

Es el máximo referente de la historia de la Selección Argentina de básquet. Es quien desde 1999 defiende con todo los colores celeste y blanco. Es también uno de los que tomó más fuerte la bandera y se plantó ante una de las crisis más fuertes que vivió la Confederación Argentina. Es, simplemente, el capitán. Luis Scola, a los 35 años, está a punto de jugar otro Preolímpico. El nuevo seleccionado, su mirada del torneo, el profundo y positivo cambio institucional y más, en un mano a mano con Olé.

 

-Tanto vos como Nocioni vienen diciendo que es momento de ceder protagonismo para que los más jóvenes den el paso al frente.

-Es que es un proceso natural. Es inevitable. Y no es algo nuevo, viene pasando hace años y pasó antes de que llegáramos nosotros. Lo que pasa es que estamos viviendo un proceso un poco más lento porque aparecieron jugadores y una etapa diferente a la que estamos acostumbrados, y porque este equipo caló hondo desde otro costado, desde el hincha. Pero vivimos un proceso natural. No se puede forzar que pase, ni evitar.

 

-En el Preolímpico 1999, donde vos estabas, pasó lo mismo y ahí los jóvenes dieron un paso al frente. Había pocos veteranos y era necesario.

-Fue algo natural. La necesidad fue que los jugadores envejecieron y vinieron otros que crecieron y desarrollaron. Por más bueno que sea el veterano, tarde o temprano el que viene es mejor, porque lo pasa por arriba o porque el otro abandona, envejece, se retira. Cuando llega ese momento pasan estas cosas. En 1999 fue mucho más drástico que lo que estamos viviendo. La diferencia es que no se habló tanto como ahora porque los jugadores que vinieron generaron estos 15 años y todo lo que sabemos. En ese momento era "¿vamos a ganar algún partido, qué va a pasar con nosotros?". El clima era totalmente trágico, de penumbra.

 

-¿Tuviste miedo?

-No. Teníamos 19 años, ¿Qué miedo íbamos a tener? Estábamos chochos con la posibilidad, era "genial, ahora podemos jugar nosotros", era la euforia de la juventud. Pero bueno... El otro día me mostraban una nota del 2002 donde me preguntaban por el recambio generacional. Trece años después seguimos hablando de lo mismo. Decenas de jugadores se retiraron en el medio y seguimos hablando. Es tan efímero el concepto que ni sabemos qué es el recambio. Siempre se fue gente, aunque no nos demos cuenta.

 

-En un Preolímpico y por la juventud del equipo, ¿se mira más a los rivales o a uno mismo?

-Ahora mismo nos miramos mucho a nosotros. No importa quién juegue, si nosotros no somos capaces de crear un equipo competitivo, da igual. Tenemos que crear un equipo competitivo y hasta que eso no pase, no habrá otra prioridad.

 

-Nocioni decía que hay que buscar ser dinámicos y veloces. ¿Coincidís?

-Hay que hacerlo. En el básquet moderno no se puede jugar sin correr. En FIBA un poco menos que en la NBA, pero cada vez más. Jugar cinco contra cinco es suicida. Su diferencia en el porcentaje de acierto en relación con el ataque rápido es abismal. No se puede ganar jugando cinco contra cinco.

 

-¿Cuándo te diste cuenta?

-En los últimos tres o cuatro años seguro. Los equipos se dan cada vez más cuenta que si no metés triples y no tenés ataque rápido o puntos fáciles, no podés ganar. En la NBA es literalmente imposible.

 

-Hace un año vivían una preparación caótica por la crisis de la CABB. ¿Cómo ves la situación un año después?

-Es el día y la noche. Las cosas que vivimos en esta preparación yo no las viví en mis 15 años anteriores. Esta es la mejor. Ahora todo funciona, toda la gente evoluciona, está contenta y trabaja. Y no somos más ricos. De hecho somos mucho más pobres, porque este proceso empezó en menos 32 millones. Todo lo que se consiguió fue para tapar agujeros. La gente que está manejando la CABB (NdeR: Federico Susbielles es el Interventor) no pudo invertir, expandir o planear. Está atajando penales constantemente, pero se trabaja de otra manera, con transparencia y honestidad. No todo fue perfecto o genial. Tuvimos contratiempos, pero se trabajó de otra manera y uno convive con esos contratiempos de una forma totalmente diferente. Si no tenés plata, no la tenés. Pero si hacés las cosas mal y con un claro motor malvado, el ambiente es muchísimo peor y se toleran menos todas las cosas negativas que pasan. A pesar de la situación nefasta en la que estábamos el año pasado, con sólo un año de diferencia hemos conseguido un millón de cosas. Tuvimos una preparación fantástica en Houston de una semana entera, en un lugar y con condiciones que nunca habíamos tenido. Tuvimos unas condiciones de entrenamiento muy modernas, con muchos profesionales alrededor. Los viajes, la organización, la gente... Cobrando al día. Está todo muchísimo más evolucionado. Que hay trabajo por hacer no hay dudas, años de trabajo hay por hacer.

 

-¿El 2014 fue la única vez que analizaste pegar el portazo de la Selección?

-Sí, porque era un entorno insostenible. Llegó un momento en que no había dudas de lo que pasaba, entonces te ponés a pensar hasta qué punto podés ser cómplice de algo tan turbio.

 

-¿Por qué agarraste la bandera?

-La agarramos todos. Soy una de las personas más representativas de este equipo y lo digo desde la sinceridad, no desde la arrogancia. Es lógico que termine adelante, porque es de la misma manera en que termino adelante ante cada cosa que le pasa al grupo.

 

-Pero el movimiento se identificó con vos.

-De la misma manera en que se identifica en muchas otras cosas, porque tengo un peso específico adentro del equipo. No reniego de eso, es lógico que pase. ¿Quiénes van a impulsar estas cosas? Los más representativos. Puede ser lo de la CABB el año pasado, un mal o buen torneo, una pelea... En todas esas cosas, la gente que más jugó es la que está más expuesta. Y está bien que sea así.

 

Lo dijo Manu Ginóbili, y lo repiten varios pesados. Quizás medio en broma, pero atrás de eso se esconde una sensación general. "Scola va a jugar hasta los 45 años", es la frase que suena al ver cómo rinde Luifa pese al paso del tiempo. El ala pivote sonríe y no duda: "No voy a jugar hasta los 45", continuó explicando junto a Olé.

 

-Pero realmente lo que se ve desde afuera es que te gusta mucho jugar. Es muy raro que te refieras al juego como un trabajo. Desde afuera, lo que uno dice es que "a este tipo le gusta jugar".

-Sí, pero no. Hay un cambio en mi carrera y ese cambio pasa cuando yo empiezo a tomar esto como un trabajo, no como un juego. Mientras lo tomé como un juego era todo de otra manera, era más relajado, mucho menos profesional. Y no es lo mejor.

 

-¿Eso cuándo fue, antes o después de la NBA?

-Está muy relacionado con la NBA, como toda mi carrera. A pesar de que yo tenía 27 años cuando llegué. Pero creo que ese momento empieza un poco antes, no sé exactamente. No es que un día me levanté y dije "basta, lo voy a tomar de otra manera". Fueron cosas que fueron pasando, cosas que quería conseguir y que me han ido metiendo vueltas de tuerca a mi forma de vivir el día a día. Hoy en día vivo el básquet de una manera muchísimo menos divertida o relajada de la que lo viví antes. Lo vivo de una manera en la que trato de estar al máximo de eficiencia posible. Mi cuerpo, mi descanso, mi alimentación, mi entrenamiento, mi preparación mental para los partidos. Eso consume muchísimo de mi vida, muchísimas horas o espacio, no sólo físico sino mental. El volumen de esfuerzo mental y físico que le dedicó es grande. Y mucho menos divertido que antes. Pero es mucho más eficiente, es la manera de trabajar.

 

Para cerrar, el capitán argentino se refirió a lo que está fuera de la etapa del seleccionado nacional e hizo hincapié sobre su llegada a Toronto, su nuevo equipo en la NBA. Su salida de Indiana y su arreglo con los Raptors.

 

Tras su paso por Indiana, Luis Scola pasó por la agencia libre y tomó la decisión de fichar para Toronto Raptors. "Había otras opciones, pero tampoco esperé tanto. Tenía ganas de firmar temprano, y de las que habían aparecido en ese momento era la mejor opción. Todo se mueve rápido en la NBA, y me dio la sensación de que si esperaba más, las opciones iban a ser peores", explicó el también ex Houston y Phoenix.

 

El vínculo es por un año, aunque Luifa prefería otra cosa. "Me hubiera gustado por dos, con una opción mía tras el primero. Pero no pasa nada. Yo tengo la esperanza de jugar bien este año y poder buscar extender mi carrera en Toronto, idealmente, o en cualquier otro lado", señaló.

 

¿Las expectativas? "Espero que al equipo le vaya un poco mejor que el año pasado. Es un equipo en donde el segundo más viejo tiene 29 años. Los demás son de 25 para abajo, así que tengo esperanza en que el equipo mejore año a año", manifestó.

 

 

 

 

 

Fuente: 
Marcelo Nogueira y Leandro Fernández para Diario Olé

Compartir