Las primeras semanas de la NBA han permitido trazar ciertas tendencias, tales como la constancia al altísimo nivel que proponen Warriors y Raptos. También es para destacar el sorpresivo inicio de franquicias como Milwaukee o Denver, que con cada partido reafirman su gran momento y de a poco se van transformando en realidad. Pero también hay algunos equipos que han comenzado a un ritmo inferior al esperado y que, luego de más de una decena de partidos, todavía no arrancan ni presentan señales de mejoría.
En la Conferencia Este la “decepción” está más que clara: Washington Wizards, que anoche volvieron a perder (esta vez ante Orlando), empeoraron su récord a un 2-9 y firmaron el peor comienzo de temporada de los últimos siete años. ¿La razón? Son la tercera peor defensa de la Liga por rating y a partir de ese defecto puede empezar a explicarse todo. También en la merma de confianza que significa no poder dar vuelta la situación, algo que se vio claramente anoche en el lenguaje corporal y la mala comunicación del equipo en sí.
Hace poco más de dos semanas, el propio John Wall dio su diagnóstico y explicó que pecar de ser individualidades era lo que estaba estancando el crecimiento del equipo: "Cada uno va a lo suyo. Tenemos destellos cuando hacemos cosas en equipo, demostramos lo buenos que podemos ser, pero luego volvemos a hacerlo todo individualmente". Definitivamente Scott Brooks no está pudiendo encontrar las soluciones para volver a ser lo que fueron hace apenas unos meses, en la temporada anterior.
Washington tuvo un esbozo de reacción que no alcanzó para remontar y dar vuelta el partido, pero igualmente esa capacidad de no rendirse le permite a Jeff Green ver una luz al final del túnel: "Es solo energía negativa que está en el aire. ¿Podemos controlarlo? Sí. ¿Cómo podemos salir de eso? Pasando la página y pensando en el siguiente partido. Han sido tantos juegos de frustración y creo que permitimos que nos afecte, pero hoy hemos demostrado compromiso. Peleamos. Para mí, eso es algo en lo que podemos progresar a partir de mañana ".
Al mudarnos a la Conferencia hace ruido que Houston esté ubicado en la 12° posición con un pobre récord compuesto por cuatro victorias y seis derrotas. Quizás no tanto, teniendo en cuenta que se desprendieron de sus principales figuras defensivas -Trevor Ariza era mucho más que eso- y contrataron a Carmelo Anthony, lo que generó un desbalance notorio, sobre todo en este inicio en el que se están acomodando las fechas.
"Nuestro juego ofensivo es realmente anémico. Quiero decir, es malo. No sé si nos hundimos porque no creemos en lo que hacemos, no lo sé, pero tenemos que encontrar respuestas. Hoy no puedo decir 'es esto y lo resolveremos mañana' porque tenemos que trabajar y descubrir qué hacer", se sinceró el entrenador Mike D’Antoni luego de la derrota en Oklahoma en la que apenas anotaron 80 puntos, un número realmente bajo teniendo en cuenta el altísimo pace con el que comenzaron la mayoría de los equipos.
Es cierto, contaron con imponderables como la sanción a Chris Paul o la lesión de James Harden, pero por el otro lado les queda el mal sabor de boca de que el resto del equipo no pudo dar la cara para mantener competitivo al equipo ante estas ausencias. Rápida de reflejos ante el mal inicio, una de las acciones que tomó la franquicia fue la reincorporación de una de las claves de su éxito en la 2018/19: Jeff Bzdelik, coordinador defensivo. Empezar a carburar de atrás hacia adelante parece ser la premisa para un equipo desconocido en este inicio de temporada, que igualmente -como Washington- cuenta con todas las herramientas como para poder encarrilarse y volver a ser competitivo con vistas a la etapa más importante del año, los playoffs.