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Jalen Brunson se negó a que la temporada de los Knicks terminara en casa, y lo hizo con otra actuación de élite que ya parece costumbre en estos Playoffs. El base anotó 32 puntos con una eficiencia notable (12 de 18 en tiros de campo, 4 de 7 en triples y 4 de 4 en libres), además de sumar 5 asistencias, 5 rebotes y un tapón. Fue su décimo partido de al menos 30 puntos en esta postemporada, una cifra que lo ubica en un selecto grupo histórico de escoltas y bases junto a leyendas como Michael Jordan, Kobe Bryant, Jerry West o Stephen Curry.

Brunson no sólo responde en lo numérico, sino en el momento justo: abrió el partido con los primeros seis puntos y cada vez que Indiana amagó con descontar, él fue quien impuso la pausa o castigó con puntos. A sus 27 años, el ex Dallas Mavericks se transformó en el corazón competitivo de los Knicks, siendo el jugador con más partidos de 30 puntos en Playoffs en los últimos tres años (21 en total, según StatMuse). Su nivel lo coloca, sin exageración, en un escalón de superestrella que ya no admite discusión.

El liderazgo de Brunson fue aún más visible cuando compartió protagonismo ofensivo con Karl-Anthony Towns, autor de 24 puntos y 13 rebotes. Juntos lograron una marca que no se veía desde los tiempos dorados de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant en 2002: ser compañeros con 20 o más puntos en los cinco primeros partidos de unas Finales de Conferencia. Esa regularidad ofensiva, sumada a la intensidad defensiva que propuso el equipo (20 pérdidas forzadas a los Pacers), reconfiguró la serie y le devolvió competitividad al conjunto neoyorquino.

Que Indiana haya dejado pasar la chance de seleccionar a Brunson en el Draft 2018 —optaron por Aaron Holiday en el pick 23 pese a haberlo tenido en un workout— ya es una historia conocida en la NBA: todos pasaron por alto al ahora líder de los Knicks, quien recién fue elegido con el pick 33 por Dallas. Siete años después, mientras Holiday ronda los 6.5 puntos por partido en su carrera, Brunson es la razón por la que Nueva York aún sueña con las Finales. En un Madison Square Garden encendido y con el equipo contra las cuerdas, volvió a dar una clase de carácter.