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Pronto se cumplirán dos años del día en el que Lamar Odom tocó fondo, cuando fue encontrado inconsciente en un burdel, luego de una sobredosis de distintas drogas. El ex jugador de los Lakers estuvo varios días en coma y durante buena parte de ese período, estuvo realmente cerca de la muerte.

Hoy la realidad es distinta: el propio protagonista reconoce que sigue siendo adicto, pero que gracias a su familia y seres queridos está batallando para mantenerse sobrio y cambiar su estilo de vida. Para conocer un poco más sobre su lucha, Odom publicó una carta en The Players Tribune, dando su punto de vista sobre la situacion. Estos son algunos extractos del mensaje.

"Cuando me desperté en el hospital de Nevada no me podía mover. No podía hablar. Estaba atrapado en mi propio cuerpo. La garganta me dolía como un infierno y vi que tenía todos estos tubos saliendo de mi boca. Así que entré en pánico. En un punto, el doctor principal entró al cuarto y me contó lo que había pasado. Dijo: Mr. Odom, usted ha estado en coma los últimos cuatro días. Es un milagro que siga acá. No pensamos que fuera a lograrlo".

"En ese punto de mi vida tomaba cocaína todos los días. En realidad, en cada segundo libre que tenía, tomaba. No lo podía controlar y no quería controlarlo. La cocaína te hace hacer cosas que nunca pensabas que harías. Te vuelve una persona diferente. Te pone en situaciones donde te preguntás: ¿cómo llegué hasta acá?".

"Mi cerebro estaba destruido. Cuando pasaron los años y entré a mis 30´s, mi carrera se estaba terminando y las cosas se salieron de control. Cuando tenía 32 o 33 años, solo quería drogarme todo el tiempo. Eso era todo. Y la situación se puso sumamente oscura".

"Cuando sos un adicto, nada te afecta. Nunca pensé que me iba a morir o a estar en coma. No pensé que tenía un problema. Pero después me desperté con tubos en la boca y se volvió real. Los doctores me dijeron que mi hijos me habían venido a ver cuando estaba en coma y ellos fueron lo único que me sacaron adelante".

"Hoy estoy sobrio, pero es una lucha de todos los días. Tengo una adicción. Siempre la voy a tener. Nunca se va. Quiero decir, en este mismo momento me quiero drogar. Pero sé que no puedo hacerlo si quiero estar presente para mis hijos".

"Cada mañana cuando me despierto veo las mismas fotos. Fotos de gente que se fue: mi mamá, mi abuela, mi hijo Jayden, mi amigo Jamie. Gente que sigue acá: mis dos hijos hermosos. Miro sus caras durante unos minutos y me recuerdan lo que la vida significa. Siento calidez, energía, amor. Eso me empuja cada día. Es como tomar mis vitaminas".