SEMIFINALES – CONFERECIA SUR
- Obras (CABA) – Quilmes (Mar del Plata)
. Horario: 21.00. TV: TyC Sports.
. Árbitros: Alejandro Chiti, Alejandro Ramallo y Fabio Alaniz.
. Estadio: Obras Sanitarias.
. Historial: Quilmes 27-24. Fase Regular 2014/15: Obras 74-62 y 89-68 (en Obras); y 82-75 (en Mar del Plata). Quilmes 84-72 (en Mar del Plata).
Obras fue el Nº 1 de la Conferencia Sur en la fase regular y en los cuartos de final resultó ser el único en evitar un quinto partido (barrida ante Ciclista). Con las piernas frescas y gran confianza, el Tachero recibirá a Quilmes en el inicio de las semifinales.
Decíamos que el equipo de Julio Lamas venía de sacar 3-0 a Ciclista (el de peor récord de la temporada). Lo hizo en una serie en la que fue de menor a mayor, sufriendo muchísimo en el primer juego hasta destrabarlo (80-70), para luego acelerar y marcar las diferencias que presagiaban los papeles (96-71 y 90-73).
Obras llega al inicio de esta serie en una situación similar a la anterior, después de haber descansado por un período prolongado (9 días) y ante un rival con cansancio pero con enorme confianza por dar un golpe como visitante. Aquella vez, la ansiedad y falta de ritmo complicó a los de Núñez en el inicio ante Ciclista. Deberá aprender de esa situación y salir de otra manera esta noche para evitar contratiempos.
El Tachero es uno de los equipos más balanceados de la competencia, ya que tiene la tercera mejor eficacia tanto en ataque como en defensa. En este costado es donde mayor hincapié hacen los integrantes del plantel, ya que saben que cuando consiguen defender como acostumbran marcan muchísimas diferencias; o también reconocen que eso los sostiene cuando el ataque está trabado.
Igualmente, cuando la ofensiva no fluye con la naturalidad de siempre, las características individuales del equipo lo mantienen igual de peligroso. Es que Obras cuenta con un plantel de enorme jerarquía y experiencia, con gol en todas las posiciones y con varios jugadores con la capacidad para resolver un partido si logran encenderse. Su quinteto titular (Fitipaldo, Safar, Aguiar, Clemente y Delía) promedia doble dígito de anotación (Selem, goleador con 12.9); y el núcleo suplente (Barral, Zanzottera, Basualdo, Gutiérrez y Tabárez) entrega seguridad y respuestas de calidad.
En su estadio, el Tachero se siente más que cómodo. Allí ganó 13 de los últimos 14 partidos, y la diferencia promedio con relación a sus rivales a lo largo de la temporada fue de 9.4 tantos.
Quilmes, por su parte, llega con el ánimo bien alto después de dar vuelta una serie durísima contra Argentino, donde comenzó perdiendo los dos primeros como visitante, lo igualó en casa con sufrimiento y terminó consiguiendo la clasificación ganando en Junín después de levantar una desventaja de 14 puntos.
Para ello, el Cervecero logró soltarse y sentirse un poco más cómodo en ataque, algo que cuando lo puede hacer le da resultados; pero fundamentalmente encontró cierta estabilidad en defensa, algo que le costó a lo largo de la temporada (10º en eficacia defensiva) pero que cuando lo consiguió pudo marcar diferencias.
Claro que ahora la tarea es más difícil. Ante Argentino, Ramella hizo foco en limitar a Balbi y Cangelosi, las dos vías principales del Turco, y lo logró. Pero Obras es más que dos jugadores y sus variantes y recursos generan que los de Mar del Plata necesiten duplicar su esfuerzo para contener el arsenal del Tachero.
Adelante, Quilmes tiene buen material pero a veces choca con cierta monotonía. Es que Walter Baxley es un goleador sumamente peligroso (20.9 puntos de promedio en la temporada) pero suele consumir muchos tiros y genera que el resto no se involucre en el ataque. Vildoza y Cequeira son los que lo siguen en anotación, pero bastante atrás (medias de 11.8 y 11.1, respectivamente). Si el Cervecero no encuentra vías confiables al margen de Baxley, tendrá muchísimos dolores de cabeza. Cuando las tuvo, festejó. Por ejemplo, para las dos victorias clave en los juegos 4 y 5 contra Argentino, con Ortiz y Wolkowyski anotando triples decisivos pese a sus roles más que reducidos.
Clark, Gallizzi y Romero, en tanto, tendrán muchísimo trabajo ante el poder interior de los de Lamas, y será fundamental que puedan dosificar las faltas para evitar complicaciones. Además, Maciel deberá asumir todo el protagonismo en la posición de alero, ya que Federico Marín lo verá desde afuera por un desgarro en el cuádriceps derecho. Maxi, quien encima está jugando con una fractura en un dedo de la mano izquierda que necesita operación, viene de estar los 40 minutos en cancha en las últimas dos presentaciones. El desgaste puede ser un factor a tener en cuenta ante un rival que demanda intensidad en todo momento.
En el último encuentro en Junín, Quilmes logró cortar una racha de nueve derrotas seguidas como visitante, donde le venía costando bastante, sobre todo en defensa (recibió una media de 93.3 puntos en esa mala racha). Está claro que necesita repetir lo del último encuentro para tener chances ante un Obras que va por todo.
- Gimnasia (Comodoro Rivadavia) – Peñarol (Mar del Plata)
. Horario: 21.30. TV: LNB Contenidos.
. Árbitros: Diego Rougier, Sergio Tarifeño y Mario Aluz.
. Estadio: Socios Fundadores.
. Historial: Peñarol 53-45. Fase Regular 2014/15: Peñarol 86-77 (en Comodoro) y 81-61 (en Mar del Plata). Gimnasia 74-68 (en Mar del Plata) y 80-73 (en Comodoro).
La otra semifinal del Sur promete y mucho. Enfrente estarán el 2º y 3º de la Conferencia, dos equipos con potencial para pelear el título, jugadores de calidad y hambre de gloria. Se trata de Gimnasia y Peñarol, con la ventaja de localía para los de Comodoro.
El Verde llega después de eliminar a Boca en una serie que se complicó más de lo pensado y que recién pudo resolver en el quinto partido, levantando una desventaja de 2-1. Claro que el cierre de esa eliminatoria no sólo fue positivo por el resultado en sí, sino también porque en los dos últimos juegos se vio la mejor versión del equipo patagónico, logrando revertir la pobre imagen inicial.
Lo que consiguió Gimnasia en esas dos victorias del cierre fue lo que hizo en toda la temporada: defensa bien al límite y física y, fundamentalmente, un ataque con orden, inteligencia y recursos. Es que Gimnasia puede lastimar adentro, naciendo todo desde las manos de Clancy (11.8 puntos y 11 rebotes en playoffs), y también desde afuera, con muchas manos que alimentan su principal arma, el triple: es el equipo de mejor porcentaje (39%) y el tercero que mas anota por esa vía (27.5 tantos por partido).
El funcionamiento colectivo de los de Gonzalo García es uno de los mejores del torneo y se sostiene gracias a grandes rendimientos individuales. Si bien su rotación no es la más larga, los que están cumplen con creces. Al margen de Clancy, faro interior en los dos costados, el otro que funciona como termómetro y equilibrio es Federico Aguerre (12.8 tantos, 8.6 recobres, 1.6 asistencias y 1.2 tapas en los cuartos), de enorme nivel en la temporada y que seguro tendrá un gran duelo ante Leo Gutiérrez, donde quizá puede imponer su mayor velocidad en el emparejamiento. De Los Santos maneja todo con gran criterio (14 puntos, 3.2 recobres y 2.4 pases gol), Schattmann y Cavaco aportan su tiro; y el banco, con Scala a la cabeza (15.2 tantos en los playoffs, goleador del equipo), Guaita y Orlietti, siempre rinde.
Peñarol, por su parte, viene de dejar atrás una serie complicada y con una carga de estrés muy grande por lo que pasó adentro y afuera de la cancha. Comenzó 2-0 ante Bahía Basket, pero los pibes de Sebastián Ginóbili demostraron enorme carácter, lo igualaron en casa y tuvieron la clasificación en la mano en Mar del Plata. Ganaban por 18 y dominaban, pero el campeón sacó su corazón para darlo vuelta y ganarlo con dos libres de Diez con el tiempo cumplido.
El sufrimiento y la descarga post victoria no sólo tuvo que ver con haber conseguido pasar a la siguiente instancia, sino porque el campeón lo hizo sin sentirse cómodo con su juego. Las numerosas lesiones que tuvo que pasar el equipo en los últimos meses hizo que la regularidad no estuviera presente. El equipo del Tulo Rivero no consigue encontrar su funcionamiento y sabe que necesita hacerlo para tener chances concretas de repetir la corona, porque el carácter, temperamento y experiencia no van a alcanzar.
La defensa es lo que se puede rescatar, ya que Peña logró mantener un correcto nivel en varios pasajes de los partidos que le dio vida (el 5º que menos puntos recibió en estos playoffs, 76.6 por juego). Sin embargo, el mayor dolor de cabeza está adelante. El ataque se muestra completamente trabado, no fluye y sólo se mantiene por arrestos individuales (5º que menos anotó, con 77.4 tantos y 15.2 pérdidas por encuentro). El ejemplo más claro fue el de Martín Osimani en el juego 5 contra Bahía. En el peor momento del equipo, el uruguayo tomó la lanza y se cargó el equipo al hombro siendo agresivo, atacando el aro y provocando faltas para ir a la línea.
Fabián Sahdi (14.2 tantos, 4.2 recobres y 48.3% en triples) y Alejandro Diez (13.3 y 6 tableros) fueron, quizá, los más regulares y valiosos junto al Oso. Pero Peña necesita mucho más de otros, como Leiva, bien controlado por los bahienses (10 y 6.4), y sobre todo de Leo Gutiérrez, quien tuvo una serie muy alejada de su verdadero nivel (10.3, 6.5, 35% en triples y un pobre 27.8% en dobles). Además, claro está, el Milrayita sufre por una baja de peso como Adrián Boccia, quien sólo pudo jugar el partido inicial de los cuartos antes de sufrir un desgarro en el sóleo de la pierna izquierda. El alero no se recuperó y hubo un retroceso en su rehabilitación. Si bien no se detectó un nuevo desgarro, sí se sabe que sintió un pinchazo en el gemelo interno y tiene un importante hematoma. No viajó a Comodoro y su estado para el resto de la llave es una incógnita.
Si bien perdió un partido en los cuartos de final, Gimnasia tiene una de las localías más fuerte de la competencia y sólo cayó cuatro veces en el Socios Fundadores en lo que va de la temporada. Claro que una de esas derrotas fue contra Peñarol, quien sabe bien de qué se trata lo de ganar en paradas complicadas. De todas maneras, el campeón reconoce que para ser verdaderamente competitivo debe recuperar el sentido colectivo y funcionamiento. Quizá la victoria ante Bahía haya funcionado como disparador.