Especial

Oberto y el detalle del día en que Arenas llevó armas al vestuario

15:59 10/07/2020 | En el año 2009, un escándalo azotó a la NBA. Gilbert Arenas intentó un duelo con armas con su compañero Crittenton por una deuda por apuestas. Fabricio fue testigo. Una historia difícil de creer.

Crittenton, Oberto y Arenas

En el año 2009, los Wizards perdieron un partido de visitante un rato más tarde el equipo tomó el vuelo en su avión privado para retornar a Washington. Era común que en esos viajes, algunos de los basquetbolistas se prendieran a jugar a las cartas por dinero. Un juego era el Booray y otro, el Spades. Fabricio Oberto era parte del plantel y ese día no había jugado, pero estaba en el vuelo. Y cuenta el resto de una historia increíble. 

"El problema empezó en el vuelo de retorno de Phoenix. Hubo una discusión y, cuando llegamos, me dijeron que mirara un poco porque se habían tirado amenazas entre Arenas y Crittenton. Yo venía con los auriculares y no había escuchado nada, entonces me los saqué porque ví que había caras raras. Me pedían que mirara que el auto de Crittenton no se estacionara". 

Arenas contó en algún momento que la pelea fue por un juego en donde Crittenton (que tenía 21 años) se la tomó con Javale McGee y Arenas intercedió, diciéndole a Crittenton que iba a prender fuego su auto con él adentro, a lo que Crittenton respondió que él le iba a disparar entonces. Arenas le dijo: ok, yo te traigo las armas para que me dispares. Sigue Oberto.

"No era una cantidad importante lo que habían apostado, como se dijo. Al otro día voy a entrenar y es una de las pocas veces que me pasó algo malo por ir temprano. Llego 8.30/9 y cuando estamos ahí, veo en el vestuario una silla en un costado llena de armas. Pensé que eran de jueguete. Era surrealismo total. Le pregunto a uno de los trainers qué onda y me dice que estaba todo mal. Y veo además un papel que decía 'elegí una'. Cuando me estoy cambiando, noto que se cruzan unas palabras slang a full. Entonces pensé que si se armaba algo, el primero que la ligaba era el que estaba mirando. Así que me fui y me cambié en el vestuario. Pasó la práctica y me fui". 

La historia dentro del vestuario siguió. Las cuatro armas en la silla las había dejado Arenas y eran reales. Y el cartel justamente era para Crittenton. Cuando Javaris llegó, Arenas le dijo "agarrá una hijo de puta, te voy a disparar yo con una de esas". Crittenton, en lugar de achicarse, dobló la apuesta y le respondió "no hacen faltas esas, tengo la mía". Y sacó su propia pistola, cargada, y le apuntó a Arenas. Los compañeros salieron corriendo del vestuario y cerraron la puerta. Obviamente, nadie disparó, pero se armó un escándalo monumental. 

Las armas de la silla

Dice Oberto: "Cuando terminó la práctica alguien contó lo que había pasado y me llama un abogado para preguntarme qué había visto. Yo le dije que traté de no estar en el medio, que escuché que habían intercambiado palabras, y cuando me preguntó si había visto las armas le dije que no había prestado atención a eso. A los 10/15 minutos me llama mi agente y me dice que si sabía algo o había visto algo lo dijera porque si se comprobaba que lo había ocultado era la misma pena que para los culpables. Entonces ahí hablé con el abogado y le dije hasta en detalle cómo tenían atados los cordones de las zapatillas". 

Pero la historia no terminó ahí. "Al otro día jugábamos contra Orlando, donde estaba Howard y yo estaba durmiendo la siesta en mi casa cuando siento que me golpean la puerta. Qué raro, pensé. Porque golpeaban fuerte. Abro y era el conserje del edificio que me dice que me estaban llamando por todos lados y no atendía. Cuando prendo el teléfono, veo que tenía como 15 llamadas. Era el fiscal, que me decía que tenía que ir a declarar. Tipo película. Lo llamo y le digo que yo esa noche jugaba. Y me dice: 'No me importa si te tenés que operar del corazón. Vos venís acá, ya'. Ahí ya fui con el abogado que me puso el equipo y el abogado que me puso mi agente. Llego y primero tuve una media hora con los alguaciles de distrito. Después con los del FBI, y yo no lo podía creer". 

Oberto entró en la fase que ahora, diez años después, se volvió comedia, pero que en ese momento parecía tragedia. "Me decían cuántos años llevaba en el equipo y yo les decía que venía de San Antonio, donde nunca había visto algo así. Y me mandaron al frente del Gran Jurado. Era una película. Tuve que declarar adelante de ellos. De ahí empezó la debacle. Traspasos, cambios. Estaba Flip Saunders de entrenador, que buscaba una mezcla de juventud y experiencia. Fue bien 7/8 fechas y después se fue todo al demonio. Arenas fue suspendido por toda la temporada, le cancelaron el contrato, Crittenton se fue y después también cambiaron a Jamison. Era un grupo raro. Hacían apuestas raras. Que si saltabas de este lado y caías del otro y no te hacías nada... eso ya en los primeros días. Yo pensé 'qué añito vamos a tener'. Pero el equipo tenía mucho talento". 

El cierre de esta historia tiene un último agregado. Arenas volvió al equipo al año siguiente, pero lo mandaron a Orlando y en la 2011/12 se terminó su carrera en Memphis. Pero a Crittenton le fue peor. En agosto del 2011 lo detuvieron acusado de dispararle a una mujer que tenía 4 hijos y matarla, en un episodio confuso. El 29 de abril de 2015 lo sentenciaron a 23 años de prisión. Sigue en la cárcel.

Compartir