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¿Se termina una era? Quizá estemos expresando con dolor y retraso algo que, en realidad, ya acabó. Y nos referimos a los San Antonio Spurs. Si la NBA decide, como todo indica, que la opción más viable para volver es ir directo a los playoffs con los mejores ocho de cada conferencia, San Antonio quedará por primera vez afuera de la postemporada tras 22 años consecutivos jugándola. 

Si este año entraban, iban a igualar a Philadelphia Sixers con la marca máxima de la historia de la competición: 23 años seguidos. Igualmente, aunque la NBA decida terminar la serie regular o completar 70 partidos, las chances de los Spurs de alcanzar los playoffs son ínfimas. Está 12º en el Oeste con récord de 27-36, cuando el 8º (Memphis), está 32-33. Cuatro triunfos de diferencia. Para lo que queda, muy grande. 

¿Pero no terminó ya la era de los Spurs de todos modos? En menos de cinco años se retiraron Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker, en ese orden, y Gregg Popovich está en los 71 años. Y digamos las cosas con sinceridad: sin esos tres jugadores, los Spurs son una franquicia intrascendente. Sin los tres y sin Popovich, casi inexistente. 

Es cierto que a todas las franquicias de la NBA les pasa eso en algún momento, pero el tema es cuando le pasa a una ganadora. Porque otras franquicias ganadores (Lakers, Knicks, Celtics, Pistons, Bulls, Sixers), tienen distintos atractivos para volver a serlo. ¿Cuál es el de San Antonio? ¿Volverá a la grandeza sin Popovich y sin el tridente? Difícil. No hay casos de ese tipo en la historia de la NBA. Los multicampeones han vuelto porque eran más que un grupo de jugadores. San Antonio está a las puertas de demostrar que también lo es. No parece probable.