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La leyenda se ha ido y los Lakers comienzan una nueva era, con un tono de reconstrucción que rara vez han tenido a lo largo de su inmensa historia. Sin grandes fichajes en la agencia libre y sin reales estrellas, Los Angeles arranca un proceso que al menos en principio, será difícil de vender para su exigente público. Ya no solo no habrá grandes resultados en la cancha, sino que tampoco un Kobe Bryant para ir a despedir. Será una temporada larga y difícil en Hollywood.

En este contexto, el mayor atractivo para sus seguidores pasará por el desarrollo de sus jugadores jóvenes. La mayor atención estará depositada en el tirador Brandon Ingram, elegido número dos en el pasado Draft. Es alto, atlético y con muy buena mano, lo que ha llevado a algunas comparaciones con un joven Kevin Durant. Sin embargo, todavía debe demostrar que no le pesará la responsabilidad de ser la cara de una de las franquicias más exitosas de la competencia y además, que físicamente puede afrontar las exigencias del torneo.

Además de Ingram, los Lakers tienen un par de jugadores jóvenes en los que depositan esperanzas: D´Angelo Russell, Jordan Clarkson y Julius Randle han dado muestras de su talento en el pasado y ya sin un Kobe para absorber buena parte de las ofensivas, se espera que todos ellos tengan un salto de calidad en esta 2016/17. Hasta dónde los llevará ese salto, todavía resta por conocerse.

De los tres mencionados en ese grupo, habrá que prestarle especial atención a Russell. El base viene de una temporada de novato muy complicada, no tanto por lo que hizo dentro de la cancha, donde tuvo altas y bajas (13,2 puntos; 41% de cancha) sino por sus problemas fuera de ella, especialmente con el incidente de la grabación a Nick Young. Todo eso parece haber quedado atrás y veremos si Russell logra destacarse en un esquema de juego más abierto y dinámico que el que proponía Bryon Scott. Atrás tendrá a dos grandes conductores como Calderón y Huertas para aprender.

En cuanto a incorporaciones en la agencia libre, Los Angeles tuvo varias que no terminan de cerrar. Sumaron a jugadores veteranos, pero sin nivel de estrellas (Calderón, Deng y Mozgov), quedando en el medio entre apostar 100% a los jóvenes y formar un equipo realmente competitivo. Los fichajes tienen más sabor a no hacer un papelón en cuanto al récord final, que a una verdadera estrategia para el futuro de la franquicia.

Además de las expectativas depositadas en Ingram, uno de los puntos más interesantes de la campaña de los Lakers estará en el banco de suplentes. Hicieron una apuesta fuerte con la contratación de un hombre de la casa como Luke Walton, quien tendrá su primera prueba seria como entrenador en jefe. ¿Le tendrán paciencia cuando se empiecen a acumular las derrotas? En los Warriors el récord de Walton cuando tuvo que reemplazar a Kerr fue excelente, aunque claro, la diferencia de talento entre los planteles es abismal.

A la hora de proyectar las chances del equipo, hay que marcar que se espera una mejoría con respecto a las 17 victorias de la temporada pasada, pero no lo suficientemente marcada como para aspirar a estar en puestos de playoffs. De hecho, si nos llevamos por la lógico, los Lakers deberían estar entre los tres o cuatro conjuntos del fondo del exigente Oeste.

Puntos altos. El núcleo del equipo a futuro (Russell-Clarkson-Ingram-Randle) tendrá la posibilidad de jugar sin demasiada presión y potenciar su desarrollo. Talento no le falta a ninguno de los cuatro y Walton es un técnico inteligente, que implementará un sistema con libertades en la toma de decisiones, que les vendrá bien a los jóvenes.

Puntos bajos. El principal déficit de los Lakers es la falta de presente y calidad. Sus jugadores más talentosos son todavía muy jóvenes, mientras que los veteranos están un par de años pasados de su pico de rendimiento.