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Es cierto, Trae Young tiene una capacidad ofensiva notable, sobre todo para generar espacios y para ejecutarlos con un buen nivel de efectividad (promedia poco más de 10 triples por partido, con un 36 por ciento de efectividad). Se desempeña bien con el pick and roll y tiene facilidad para repartir asistencias. Estas son algunas de las razones que lo posicionaron como un gran prospecto de cara al Draft, pese a que el base de primer año en la Universidad de Oklahoma tiene 1.87 metros de altura.

En la fase regular (30 partidos), promedió 27.5 puntos y 8.9 asistencias, pero igualmente su equipo culminó con 7º con un récord 18-12 (8-10 en la exigente División Big 12). En contrapartida, la defensa no es tan intensa ni eficiente, pero su principal déficit tiene que ver con las pérdidas: culminó la temporada regular con un acumulado de 157 (5.7 por partido), lo que lo transformó en el tercer jugador de División I con más pérdidas en los últimos 20 años, según informó ESPN.

A lo largo de la temporada tuvo partidos muy buenos, ya sea con 43 puntos anotados, o con 22 asistencias repartidas (igualó el récord de la NCAA). Pero también tuvo momentos malos, en este altibajo constante que viene siendo su 2017/18. El pasado 17 de enero, Trae Young quebró el récord de la Universidad en este ítem estadístico, como consecuencia de sus 12 pérdidas ante Kansas. Se suele decir que se equivoca el que realmente hace y esto podría relacionarse con lo que le sucede a Young, que no está en uno de esos equipos que puedan aspirar a grandes cosas. Oklahoma Sooners se ubica 215 entre las 351 Universidades totales en cuanto a pérdidas, con una media de 13.4.