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Más allá de que ya había tenido muy buenas actuaciones en su pasado en el equipo, Jonathon Simmons tuvo ayer su gran salto a la popularidad, jugando un partido casi pertecto ante los Warriors: anotó 20 puntos, le dio una tapa monstruosa a Curry, cerró el juego con un volcadón y convirtió un par de triples claves en los cierres de cuartos.

Sin embargo, el camino de Simmons para llegar a este punto no ha sido nada sencillo, ni tampoco usual. Simmons tuvo una juventud movida en el básquet universitario, jugando para dos Junior Colleges, para luego pasar a la Universidad de Houston. En el 2012 decidió presentarse al Draft, pero ningún equipo lo seleccionó y tuvo que empezar su carrera desde abajo.

El primer paso para Simmons estuvo en la pequeña ABL, una liga menor de Estados Unidos, donde promedió 36 puntos por partido. "Casi me retiro después de esa primera temporada", cuenta el alero a Business Insider. "Jugué en la ABL y me decía a mi mismo: esto no puede ser de lo que se trata jugar al básquet".

La buena noticia para Simmons llegó a los pocos meses, cuando fue invitado a participar de una prueba de los Austin Spurs de la D-League, casi como una última chance, antes de decidirse por buscar otro camino profesional. "Ni siquiera sabía lo que era la D-League. No entendía como funcionaba y no le prestaba demasiado atención, hasta que la tuve delante mio".

De todas maneras, la prueba en Austin no le salió gratis. En el sentido más literal de la afirmación: tuvo que pagar 150 dólares, simplemente para registrarse y tener la chance de mostrarse, junto a otros 60 candidatos. 

Aparentemente, la prueba fue bien y Simmons se ganó un lugar en el equipo de desarrollo de los Spurs. Desde ahí, la historia es más conocida: un progreso constante hasta ser el jugador que es hoy en día, donde empieza a transformarse en una de las piezas claves del banco de Popovich.