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Hoy se cumplen 55 años de uno de los hitos más grandiosos en la historia del básquet: los 100 puntos de Wilt Chamberlain ante los New York Knicks. Aunque no hay registros visuales (sí radiales) de dicho encuentro, es mucho lo que se sabe de esa noche y todas las estadísticas del juego están a disposición de cualquiera que las desee. Sin embargo, hay un lado de la historia que todavía no ha tenido suficiente exposición: el contexto de aquel partido.

Chamberlain siempre fue conocido por su amor a la noche (declaró haber estado con 20 mil mujeres distintas) y el 1 de marzo de 1962, a solo horas del duelo ante los Knicks, no fue la excepción. De hecho, se sabe que Wilt estuvo de fiesta en New York y abordó el tren que lo llevó a Philadelphia a las 8 de la mañana, sin dormir y con una terrible resaca. En ese estado se fue a comer con algunos amigos que encontró en la estación y por su desconcierto, estuvo a minutos de perderse el bus del equipo para viajar al estadio. Lamentablemente para los Knicks, llegó a tiempo.

Pero lo más llamativo de la historia es que algo similar pasó en New York. Aunque con resolución diferente, claro. Su pivote titular, Phil Jordon, también había salido la noche anterior (¿se habrá cruzado con Wilt?) pero a diferencia del pivote de Philadelphia, no pudo recuperarse a tiempo. Oficialmente su ausencia fue relacionada a una gripe, pero sus propios compañeros contaron con el tiempo la verdad sobre su resaca.

Sin Jordon, un interno que por momentos podía jugarle de igual a igual a Chamberlain, los Knicks quedaron cortísimos en su rotación de hombres grandes. El cinco titular fue Darrall Imhoff, de solo 23 años, mientras que como relevo quedó Cleveland Bucknor, un novato que apenas disputó 68 partidos NBA. Y entre ellos, uno de los más recordados de la historia.

Bucknor ya había sentido una dosis de Chamberlain solo dos días atrás: el jugador de los Warriors le había anotado 28 puntos en un solo cuarto, lo cual en ese momento era la mayor cifra conseguida en un solo período. Seguramente el miembro de los Knicks jamás hubiera pensado que lo peor todavía estaba por venir.

Para colmo, Imhoff se metió rápidamente en problemas de faltas personales, lo que dejó al joven Bucknor contra Chamberlain. Como quedó claro rápidamente, no hubo ningún tipo de equivalencias: Wilt anotó 23 puntos en el primer cuarto, 18 en el segundo, 28 en el tercero y ya buscando los 100 tantos, 31 en el cuarto. En total lanzó 63 tiros y encestó 36, mientras que tuvo una eficacia poco normal en él desde la línea de libres: 28 de 32.

Está claro que nadie puede quitarle el mérito al logro de Chamberlain, pero es interesante repasar como diferentes circunstancias lo llevaron a enfrentar a un jugador que claramente no tenía nivel defensivo para la NBA (Bucknor sí se destapó con 33 puntos en el otro costado) y al que ya había destruido 48 horas antes. Aquella noche Wilt hizo historia, pero ¿qué hubiese pasado si Jordon tomaba algunas copas menos en su salida nocturna? Imposible saberlo, aunque no deja de ser divertido fantasear al respecto.