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A la hora de hablar del campeón Eslovenia, mucho es lo que se conoce de sus estrellas. Desde la jerarquía de Goran Dragic, el gigantesco presente y futuro de Luka Doncic, a la capacidad explosiva de Anthony Randolph. Sin embargo, los balcánicos también tuvieron héroes silenciosos que fueron fundamentales para llegar a los más alto. Y uno de ellos fue el serbio Igor Kokoskov, DT del plantel y protagonista de una historia de vida por demás particular.

Kokoskov terminó siendo pionero en muchos aspectos, dentro de una carrera a la que llegó debido a una desgracia. El nacido en Banatski Brestovac, un pueblo de apenas 3000 habitantes, parecía tener frente a él una prometedora carrera como basquetbolista. Sin embargo, un terrible accidente automovilístico a sus 20 años de edad, le puso fin a esa etapa de su vida, para dar comienzo a una impensada: la dirección técnica.

Con solo 21 años, comenzó a trabajar en las divisiones formativas del OKK Belgrado, donde pasaría los próximos dos años, antes de ser ascendido como asistente de Rajko Zizic en el primer equipo. Tras una temporada en esa función, Kokoskov marcó el paso inicial de una serie de logros nunca antes conseguidos: a sus 24 años, tomó las riendas del club de la capital serbia, transformándose en el entrenador más joven en la historia de la por entonces Yugoslavia. Allí dirigió una sola temporada, la 1995-96, pero le alcanzó para dar el salto de calidad y sumarse al club más poderoso de la región: el Partizán, donde volvió a trabajar en las inferiores.

Tras esa experiencia, llegaría una nueva marca para los libros de historia: en 1999 tuvo la oportunidad única de sumarse al cuerpo técnico de los Missouri Tigers de la NCAA, comandado por el hoy entrenador del Utah Jazz, Quin Snyder. Allí no solo trabajó con futuros NBA como Kareem Rush o Keyon Dooling, sino que además se transformó en el primer europeo en formar parte de un staff del básquet universitario estadounidense.

Lejos de frenar su carrera ascendente, Kokoskov le agregó otro párrafo único a su currículum: luego de apenas una campaña en Missouri, fue contratado por Alvin Gentry para sumarse como asistente en Los Angeles Clippers de la NBA, donde estaría hasta el año 2003.

Su siguiente escala terminaría siendo quizá la más exitosa, antes de su reciente logro con Eslovenia: se unió al staff de Larry Brown en los Detroit Pistons y ya en su primer año consiguió un anillo, con aquella recordada final ante los Lakers. Primer técnico europeo en lograrlo, por supuesto.

Su carrera en la NBA no se detuvo desde entonces. En Detroit estuvo hasta el 2008, luego pasó seis años en los Phoenix Suns, uno en Cleveland, otro en Orlando y desde el 2015 en Utah, donde se reencontró con Snyder, el mismo que le había abierto las puertas al continente americano.

En el interín, Kokoskov nunca dejó de lado el básquet FIBA. En el 2004 y 2005 trabajó como asistente de Zeljko Obradovic en la selección de Serbia y Montenegro, donde llegó a participar de Atenas 2004; luego tomó las riendas como DT principal de Georgia, puesto que ocupó desde el 2008 hasta el 2015. Llegó con el equipo en la División B y lo dejó consolidado entre los 15 mejores del continente, lo que hizo que en el 2011 recibiera la Orden de Honor del presidente georgiano Mikheil Saakashvili.

Su última parada, claro está, fue Eslovenia. Fue oficializado en enero del 2016, con el objetivo inmediato de participar de los clasificatorios para el Eurobasket. Jugó seis partidos, los ganó todos, consiguiendo un lugar en el cuadro principal. Lo que pasó después ya es historia: los eslovenos barrieron con el torneo, ganando sus nueve juegos y llevando la marca de Kokoskov a un perfecto 15-0 desde que es el seleccionador del país. Y de todos esos 15 triunfos, ninguno tuvo un sabor tan especial como el de este domingo, donde pudo superar a su nación de origen y agregarle el capítulo más especial a una historia que parece digna de una novela.