NBA 2019/20

La globalización llegó a la NBA para quedarse

18:22 03/01/2020 | Antetokounmpo, Doncic, Jokic, Embiid y muchos más están monopolizando la liga norteamericana. La época más internacional de todas.

Antetokounmpo (Bucks), Jokic (Nuggets), Embiid (Sixers) y Doncic (Mavericks) (Foto: NBA)

Tecnología, computadoras, redes sociales, aplicaciones y transmisiones en vivo coexistieron paulatinamente a lo largo de los últimos 20 años y crearon una globalización a escala mundial, donde los seres humanos son capaces de conocer lo que ocurre en el resto del planeta en cuestión de minutos. Inmigraciones en Europa, crisis en países de América Latina y conflictos en África son difundidos en múltiples plataformas, con diferentes miradas y distintas interpretaciones 

Es la era de la participación y la socialización de la información en los medios digitales, por y para los ciudadanos. Se crean comunidades, negocios móviles y prácticas que les permiten ganar dinero y también aprender diferentes herramientas aplicables a muchos aspectos de la vida diaria. 

Precisamente esta permeabilidad dio paso a la internacionalización de la NBA, una liga que cada vez cuenta con más jugadores de distintas partes del mundo. Talentos de exportación como Nikola Jokic, Joel EmbiidGiannis Antetokounmpo y Pascal Siakam crecieron soñando ser parte de ella y hoy son la portada de una revista que continúa siendo la más vendida de la década. 

La posibilidad de llegar a todas las pantallas del esférico, la creación de campamentos como el Basketball Without Borders y la confianza de las franquicias para elegir talentos foráneos sembraron las semillas que hoy florecen en Estados Unidos. A partir de estas causas, la liga se encuentra ante un presente único y heterogéneo que le permitió crear una verdadera revolución interna, una NBA 3.0. 

Crecimiento constante 

Desde sus inicios en los sesenta, la NBA fue mutando hacia una política importadora de talento. Pasaron de tener sólo un jugador internacional en 1969 a 108 en la última temporada, protagonizando un drástico cambio que incluso en la década del 2000 no se pudo ver. Tal es así que en 1999 participaron en la liga apenas 36 jugadores de otros países. 

Provenientes de equipos formadores de España, Serbia o Francia, a través de campus de reclutamiento, academias o incluso desde universidades norteamericanas, las posibilidades de acceso a la NBA están pasando por su mejor momento. Una volcada, una tapa o una asistencia pueden viralizarse en cuestión de minutos y provocar el interés de los entrenadores, gerentes generales y dueños de franquicias. 

Iconos actuales como Kristaps Porzingis, Luka Doncic, Joel EmbiidGiannis Antetokounmpo y Nikola Jokic, entre otros, invitan a todos a soñar con el deseo de llegar inmaduros a la liga y comenzar a crearse un nombre en ella a partir del trabajo duro y el entrenamiento constante. 

Su preponderancia es imponente y actualmente es el torneo de mayor difusión internacional en Estados Unidos, dejando de lado deportes más arraigados al país como la Liga Nacional de Fútbol (NFL) o la Liga Nacional de Hockey (NHL). Ergo, sólo el 3.8%. de los jugadores de la NFL son nacidos en otro lugar, mientras que en la NBA el 21.8% de sus apoderados son exportados. A su vez, 65 de ellos provienen de Europa, continente que emerge como el creador de talento por excelencia. 

Una cuestión mundial 

Las inversiones de la NBA a lo largo y ancho del planeta tierra están rindiendo sus frutos. A partir de campamentos de fomentación del baloncesto y reclutamiento de los mejores proyectos, la liga logra no sólo desarrollar grandes talentos, sino también inyectar en las venas de cada niño la pasión por la disciplina. Llegando a rincones con poco pasado en este deporte como India, Sudán o Australia, los norteamericanos se apropiaron de un nicho y lo desarrollaron a tal punto que hoy en día trabajan con 51 millones de pequeños en 75 países. 

Su principal exponente, el campus de Basketball Without Borders, se creó en 2001 y ya fue implementado en 27 lugares. De estas prácticas salieron jugadores como Joel Embiid, Pascal Siakam o Jamal Murray, tres de las mayores promesas de la competencia. De hecho, el segundo se interesó por la naranja a partir de una serie de entrenamientos que la NBA organizó en Sudáfrica. 

Además, la NBA tiene siete academias alrededor del planeta (y 50 ligas junior en Europa) de las que se destacan las que se encuentran en Australia, España y Francia, tres de los mayores países exportadores de las últimas épocas. De esta manera no sólo se producen jugadores, sino que se crean fanáticos que se enamoran para siempre de la cultura del baloncesto. 

El viejo continente es uno de los lugares al que los norteamericanos buscan seguir atrapando. ¿De qué manera? adaptando sus horarios de transmisión. La última temporada se jugaron 42 encuentros a media tarde los sábados y domingos para que los europeos puedan tener la chance de verlos en horarios estelares de sus países. Esto permitió que la visualización de los juegos en el último día de la semana aumente un 20% desde 2014. 

Como contrapunto a desarrollar se presentan los partidos oficiales en el resto del mundo. A pesar de su alcance internacional, la NBA se mostró menos agresiva en este aspecto. Sólo tres de los 1230 partidos de temporada regular se jugaron en suelo extranjero. Uno tuvo lugar en Londres y los otros dos en México, uno de los posibles destinos de expansión de los que se habló en los últimos años. 

Si bien el impacto durante los 82 partidos reglamentarios no ha sido el ideal, los aportes en pretemporada confluyen a favor de su internacionalismo, ya que se vienen jugando amistosos en China desde 2004 y en África desde 2015. Junto con ello, la liga informó que este verano habrá un partido afable en India por primera vez en la historia del país. 

El universo está a su favor 

Figuras de todas partes del mundo como Drazen Petrovic, Emanuel Ginóbili, Dirk NowitzkiArvydas Sabonis o Dikembe Mutombo irrumpieron en la liga norteamericana y se hicieron un nombre a base de esfuerzo, paciencia y talento para comenzar a romper los moldes y preceptos del egocentrismo NBA. A partir de esos momentos los americanos comenzaron a levantar la mirada y a comprender que no sólo ellos tienen la palabra en el baloncesto. 

Desafortunadamente, el escepticismo siempre estuvo presente entre las franquicias y los cuerpos técnicos a la hora de elegir a prospectos internacionales, y hasta hace poco tiempo se priorizaba un doméstico a un extranjero. Ni siquiera los campamentos, la diversificación de las audiencias y la posibilidad de llegar a todas las pantallas del mundo contribuyeron a romper con el paradigma. 

El punto de inflexión se dio hace dos temporadas, cuando reclutadores de todo el mundo comenzaron a enamorarse de Luka Doncic, el esloveno que a corta edad fue una de las figuras del famoso Real Madrid. Nunca antes un europeo había causado tanto revuelo con apenas 18 años y Dallas fue el equipo que confió en él para cambiar el rumbo de su conjunto en la 2018/19. 

Así fue que Luka logró por fin terminar con los cánones habituales para demostrar que en la primera ronda también se puede apostar por forasteros. Junto con él, los premios de la última temporada también cumplieron con su parte, puesto que pertenecieron en su mayoría a talentos extranjeros y tanto el de jugador más valioso (Giannis Antetokounmpo) como el de mayor progreso (Pascal Siakam), mejor defensor (Rudy Gobert) y novato del año (Doncic) quedaron en manos bárbaras. 

El más reciente de los drafts presentó pruebas explícitas del expansivo crecimiento y confianza de las franquicias en elegir talentos extranjeros como opciones principales, y no secundarias. En total, cinco foráneos fueron elegidos en primera ronda (Rui HachimuraGoga BitadzeSekou Doumbouya y Luka Samanic). 

Consecuentemente, el hilo no para y talentos de todas partes del planeta siguen desarrollándose desmedidamente, teniendo como primera opción dar el salto a la NBA sin aguardar por el crecimiento en Europa, África, Asia o América Latina. Jugadores como Arturs Zagars, Amine NouaYovel ZoosmanMarko Pecarski o Santiago Yusta ya participaron de campamentos NBA y muchos de los scouts los tienen en cuenta para los años venideros. El futuro, y el universo, están a su favor. 

Un mejor mañana 

La globalización, la expansión de fronteras, los campamentos de perfeccionamiento y descubrimiento, los partidos internacionales y el deseo por competir en la mejor liga del mundo forman una amalgama de posibilidades única en la historia. La oportunidad de codearse con sus ídolos está más accesible que nunca y es tiempo de aprovechar el envión. 

Contrariamente a las corrientes nacionalistas implementadas en los últimos tiempos, el deporte es la némesis y el remedio para combatir las deportaciones, las detenciones ilegales y los problemas a los que se enfrentan miles de personas que sólo buscan un mejor mañana. En un mundo que prefiere los muros, la NBA arma puentes y une a todos a través de un lenguaje, el del baloncesto. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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