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Confiar en el proyecto y en la continuidad del mismo, algo fundamental para alcanzar objetivos. En la Liga Nacional muchas veces esto no se cumple y los entrenadores terminan saliendo antes de poder afianzarse. Los resultados deportivos, la opinión pública y la presión son factores que atentan contra esa realidad, que en ocasiones oculta las cuestiones positivas. 

Afortunadamente, dentro de toda esa vorágine hay técnicos que se mantienen hace vasto tiempo en sus equipos. El más longevo de ellos en la Liga Nacional es Alejandro Vázquez, que llegó a Platense en 2009, cuando el conjunto estaba en la B Metropolitana. Poco a poco, el coach fue subiendo de categorías y en la 2020/21 disputará su campaña número 12 en la institución bonaerense. 

El segundo en cuestión es Sebastián Saborido de Libertad de Sunchales, que, al igual que Vázquez, fue parte de un proceso que llegó de abajo, más precisamente desde la Liga Argentina. Bajo su ala, el conjunto de Santa Fe ascendió a la Liga Nacional y poco a poco se fue asentando de nuevo en la máxima categoría.

El tercero de mayor trayectoria en la primera categoría, con la misma cantidad de campañas que Saborido, es Martín Villagrán, de Gimnasia de Comodoro Rivadavia. El técnico ocupa el puesto principal del banquillo de la institución desde la 2017/18, en la que pasó de ser asistente de Gonzalo García a convertirse en el entrenador en jefe del plantel. 

Por si eso fuera poco, en ese mismo torneo, fue nombrado por parte de las organizaciones ATEBARA y CODITEP como el entrenador más destacado de la competencia argentina y Gimnasia llegó hasta los cuartos de final en los playoffs.

Los últimos, pero no por eso menos importantes, son de equipos correntinos. Uno es Ariel Rearte y el otro Lucas Victoriano. Ambos llegaron a Comunicaciones y Regatas en la 2018/19 y seguirán en sus clubes para la 2020/21. 

Cinco entrenadores, cinco irrupciones. La calma que antecede al huracán. La tranquilidad que se mantiene después de los que se van. Otra manera de hacer las cosas, sin situaciones furiosas, confiando en el proyecto y, sobre todo, en el proceso. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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