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Herman Mándole vive estos momentos con la felicidad que genera estar en un momento profesional y personal casi ideal, pese a los problemas que genera una situación como la del COVID-19. Con 35 años, es asistente técnico de Julio Lamas en Japón, tiene un bebé de 8 meses y medio (Tahiel) de menos de un año que le alegra la vida, una esposa (Eluney) que lo acompaña y mucho por delante. Todo eso hace de Herman un entrenador feliz por donde se lo mire. Con él charlamos de su presente y futuro. 

-¿Cómo se dio que estés viviendo este proceso en Japón? ¿Te agarró allá o decidiste quedarte?
. Bueno, la idea inicial siempre fue que yo esté año este en Japón desde enero hasta el Juego Olímpico, porque había algunos training camps de menores en los que iba a ayudar, y para estar en contacto con el front office de la JBA (Japan Basketball Association) porque las expectativas eran muy altas, entonces era un nexo en vivo entre Julio y la JBA. Luego, cuando empezó la pandemia acá, no se habían disparado los casos y al estar mi familia conmigo, no vimos la necesidad de volver pensando que íbamos a entrenarnos en abril o mayo. Después, cuando se suspendieron los Juegos y los casos empezaron a aumentar, ya Argentina tenia las fronteras cerradas, por lo que era difícil volver, necesitábamos un vuelo de repatriación y podíamos quedar varados. Y decidimos quedarnos para estar seguros.

-¿Cómo se está viviendo ahora la situación en Japón y cómo se vivió desde que empezó?
. Cuando empezó se tomaron sólo medidas de distanciamiento y usar tapabocas (situaciones que se acostumbran acá de por sí). Luego, cuando los casos empezaron a aumentar, declararon emergencia sanitaria y por más que no haya habido cuarentena obligatoria (no pueden por una ley post guerra mundial), aconsejaban a la gente no salir y a los negocios no abrir. Sí cancelaron todos los eventos donde se podía generar aglomeración de personas (recitales, eventos deportivos) y todas las ligas profesionales.

-¿Hoy la actividad se normalizó? ¿Están los comercios y restaurantes abiertos?
. Hoy la actividad está casi normalizada, se pide que no se usen los vuelos intermos a no ser que sea por cuestiones de fuerza mayor, y solo se dejan las reuniones de 100 personas si es un lugar cerrado y 200 si es un lugar abierto. Ahora a mediados de junio empieza la Liga profesional de béisbol y a principio de julio la de fútbol, sin espectadores al principio pero con un plan de que en 3 semanas ir gradualmente aceptando la participación de público. Los restaurantes están la mayoría abiertos, aunque también tienen servicio “take out” en la puerta de los mismos.

-¿Y el básquet? ¿Hay alguna actividad?
. Hay algunos clubes que abrieron sus facilities y están empezando con el trabajo de técnica individual y algunas situaciones de contacto de 2x2 3x3. También hacen pesas y todo el acondicionamiento físico. Otros, los de Tokio y Chiba mayormente, tienen planeado abrir en los próximos días, y otros, que son los que están en prefecturas donde no hay contagios, ya están haciendo básquet normalmente. Pienso que en las próximas semanas va a empezar a normalizarse la práctica deportiva también acá en Tokio.

-¿Y los que empezaron lo hacen ya en grupo?
. Sí, los que están en las prefecturas sin casos actualmente ya están realizando algunas prácticas grupales. 

-¿Como resumis tu experiencia personal y profesional en el pais?
. Personal y familiarmente fue una experiencia maravillosa. Creo que luego de 3 años he aprendido muchas cosas para usar en la vida cotidiana, pero también soy mucho mejor entrenador que el que era cuando llegué.

-¿Qué te sorprende más de la sociedad japonesa? A favor y en contra. ¿Y qué cosa te impactó más de cómo se manejan como sociedad que te gustaría que ocurriera en Argentina?
. Me sorprende el silencio con el que se vive. Vos vas caminando por la calle en medio de muchos autos, trenes y miles de personas y hay silencio. Nunca hay alboroto. Y en contra lo que me sorprende es cómo muchas veces el protocolo es más importante que la acción en sí. Ellos lo respetan a morir y hace que muchas veces todo sea largo, lleve tiempo y sea engorroso. Lo que más me impactó e impacta hoy en día y me gustaría que pase en Argentina es la seguridad con la que se vive. Vos perdés algo en la calle y sabés que es posible que lo encuentres, que no existe la chance de que te roben y demás. También la limpieza: no hay un papel en el piso y todo brilla. Y de Argentina para acá traería todas las costumbres: el juntarse en una casa a comer, el ser espontáneos para decir la cosas, todos más desestructurados en muchas cuestiones. Pero todo eso sería una utopía jaja.

Fabián García / [email protected]
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