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El último partido de la jornada del lunes, ofrecía un atractivo interesante, además de tener la vista argenta sobre el mismo.

Veamos, Puerto Rico estaba en el borde, bien cerca de quedar eliminado, y Grecia, puntero e invicto, buscaba un triunfo que le asegurara el pasaje a Madrid.

Las dudas estaban centradas en los caribeños, como podían salir airosos después del nivel desplegado en los juegos previos, sumados a las bajas de Carlos Arroyo y Angel Vassallo. Grecia en cambio, a pesar de las ausencias, conformó un equipo fuerte con variantes y una defensa tan dura como intensa.

Obviamente que esos factores pesaron de entrada, porque los europeos aprovecharon la debilidad del rival en el poste bajo, y con habilitaciones a Printezis y los cortes de Calathes fueron marcando un leve predominio (11-17). Cuando Balkman ganó dos veces bajo el cesto, y Barea calentó un poco la mano, Puerto Rico equilibró las acciones para terminar a uno el capítulo inicial: 19-20.

Grecia hizo gala de sus variantes en el segundo parcial, además de meter presión en la primera línea. Emergió Zisis, y Calathes continuó gravitando en la zona de la pintura. Los boricuas lucieron imprecisos, les costó muchísimo llegar al gol, y salvo un par de triples de Barea y Rivera, fue poco lo que pudieron ofrecer en ataque. Los cortes de su rival, y la falta de talla se les hizo cuesta arriba, especialmente a un solitario Balkman, el único que pudo ganar un par de veces en el poste bajo (33-41).

Grecia continuó con su plan de juego, bloqueando atrás, cerrando la carga del rebote ofensivo, y saliendo de contra con la velocidad de sus hombres. Gran cuarto de Bourousis, tanto en el goleo como en el reparto de juego. Puerto Rico pareció un equipo sin alma, como intentando convencerse que podía, aún cuando pensaba lo contrario. Con la estrategia en su punto más alto, los de Katsikaris ingresaron a los últimos diez ganando por dieciseis puntos: 52-68.

Suponer o siquiera imaginar que Puerto Rico está entregado, puede ser el error más grave para cualquiera, y más si está Barea en cancha. El base con una mezcla de orgullo y amor propio le metió para adelante y contagió al resto de sus compañeros. Rivera la metió de tres, Balkman volvió a ganar en soledad bajo el cesto, y con más actitud que ideas, el conjunto centroamericano fue limando la diferencia, que llegó a ser de seis (71-79) con 2m28s por jugar.

Pero se quedó sin piernas y no pudo defender las jugadas del final. Grecia en su búsqueda por alargar las posesiones, terminó definiendo con un triple agónico de Zisis que fue como una daga para el corazón boricua. En la jugada siguiente fue Antetokounmpo el que sumó de a dos con un libre adicional, y ahí si, definitivamente el partido quedó en las manos de un Grecia que no necesito de esforzarse demasiado para darle otro golpe a su vencido, mantener el liderazgo del Grupo B y conseguir así el primer boleto a la Segunda Fase del Mundial.

Roberto Martin
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