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La derrota de este miércoles ante Estados Unidos significó mucho más para el básquet argentino que la eliminación de un Juego Olímpico. Más allá de que como los protagonistas se encargaron de aclarar, la Generación Dorada había terminado hace años, el final de Río marcó la segura despedida de dos leyendas del seleccionado y el básquet FIBA a nivel global: Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni.

A la hora de hablar de legados, es difícil encontrar uno más grande o impactante que el que han dejado Manu y el Chapu, cada uno con sus formas y características. Con sus virtudes y sus defectos. Líderes naturales, ganadores, ejemplos a seguir. De nuevo: verdaderas leyendas.

De hecho, los dos pueden ayudar a personalizar parte del espíritu que ha tenido este equipo en los últimos 15 años: el talento y la jerarquía reflejado en Ginóbili, con el corazón, la garra y la competitividad feroz de Nocioni, sin que estas virtudes sean exclusivas de uno u otro, sino simplemente un símbolo de sus respectivas figuras. Si a todo esto le agregamos la consistencia, el compromiso total y el liderazgo de Luis Scola, nos encontramos con las marcas que han transformado a este en el mejor equipo colectivo de nuestra historia.

A nivel selección, las carreras de Ginóbili y Nocioni han ido prácticamente de la mano. En total disputaron 12 torneos en conjunto: Sudamericano 1999, Preolímpico 1999, Panamericanos 1999, Premundial 2001, Mundial 2002, Preolímpico 2003, Juegos Olímpicos 2004, Mundial 2006, Juegos Olímpicos 2008, Preolímpico 2011, Juegos Olímpicos 2012 y Juegos Olímpicos 2016. 

Juntos consiguieron los títulos en los FIBA Américas 2001 y 2011, el subcampeonato en el Mundial 2002, el oro en Atenas 2004 y el bronce en Beijing 2008. Además, Nocioni ganó el Sudamericano 2001, una de las pocas competencias en las que no coincidieron. Fueron 15 años a la par, repletos de alegrías, satisfacción, festejos y como es inevitable, alguna decepción.

Más allá de alguna ausencia esporádica por distintos motivos, fueron 18 años de selección para Manu y 17 para el Chapu. El bahiense se retira con 104 juegos oficiales y 1588 puntos anotados, mientras que el santafesino lo hace con 120 encuentros y 1384 tantos. ¿El torneo de mejor promedio anotador para Ginóbili? Londres 2012 (19,4). Para Nocioni en cambio fue México 2015, con 16,7.

Cuando los dos estuvieron en el equipo, Argentina fue casi sin excepciones, uno de los conjuntos de mayor jerarquía de esos certámenes, otorgando un salto de calidad, ya sea en sus comienzos u hoy, ya avanzados en la tercera década de sus vidas. Con Chapu y Manu, Argentina fue siempre un seleccionado a respetar y a temer por los rivales, y que le permitió soñar a sus hinchas. Aún hoy, la ilusión de la medalla estaba latente, más allá de que el cruce terminó siendo desfavorable. Y no por tener una fe ciega o nublada, sino porque en interminables ocasiones demostraron que con ellos nada es imposible.

Como dijo un emotivo Ginóbili en el post partido, su sueño al ingresar al seleccionado por fines de los ´90 era disputar un Juego Olímpico. Clasificar. Hoy, tanto él como el Chapu se retiran con cuatro en sus espaldas, dos medallas, años en el primer puesto del ranking FIBA y por sobre todas las cosas, habiendo marcado una época tan gloriosa como irrepetible desde todo punto de vista.

Momentos para recordar hay miles. Desde frustraciones como la final de Indianápolis a alegrías interminables como el oro de Atenas. De aquella inmortal palomita de Manu ante Serbia y Montenegro en el 2004, al triple de Nocioni ante Brasil que significó el pase a cuartos, apenas unos días atrás. Ya habrá tiempo para recordar con nostalgia cada uno de esos momentos, que no solo marcaron a este grupo, sino las vidas de todos los argentinos que seguimos este hermoso deporte.

La tristeza de saber que es muy probable que nunca vayamos a tener una figura del calibre de Manu Ginóbili o un líder con el corazón de Andrés Nocioni, es grande. Pero a la vez, nos gustaría creer que su mensaje adentro y afuera de la cancha no quedará en el olvido: ni desde los recuerdos de quienes tuvimos la chance de disfrutarlos, ni para los jugadores que vendrán a tomar su posta. 

Luego de la victoria ante Argentina, el entrenador estadounidense Mike Krzyzewski dijo que no habían vencido solamente a un equipo, sino a "un programa, una cultura". Y si esa cultura hoy tiene rasgos tan fáciles de detectar y por otro lado, admirar, es en gran parte a lo realizado por Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni. Su legado es y será eterno.

Los números de Ginóbili