Este 27 de agosto me tocó el momento de hacerlo público. No se imaginan la tensión que pasé frente a la computadora antes de apretar "Enter". No estoy seguro por qué, ya que estaba convencido de lo que tenía que hacer y que era la decisión correcta, pero fue muy loco. Estoy convencido y feliz del paso que di. Es difícil de explicar todo lo que sentí. Inmediatamente después experimenté un gran alivio y pensé que me iba a poder desconectar, pero empezaron a llegar los mensajes y no pude evitarlo. Algunos realmente me emocionaron. en realidad, nos emocionaron, porque Many, mi mujer está en la misma que yo. Ella también se retira y está viviendo lo mismo. Es que con Many viví 21 de estos 23 años, sufrió con todos los campeonatos, festejó, lloró, gritó, los vio desde lejos, de cerca, se bancó hasta dos meses que yo estuviera fuera de casa durante campeonatos con la selección, cuando podrían haber sido momentos de vacaciones familiares y miles de cosas más. Se hizo cargo de la casa en todos esos momentos, de los nenes, de que no me despertaran antes de un partido importante. Además mi apoyo moral después de las derrotas dolorosas y la compañera de festejos de muchas victorias. En fin, la lista continuaría un par de páginas más.
au, me voy". Mis hijos ya empezaron las clases y mientras esté en la ciudad voy a estar cerca del equipo y de la franquicia, tal vez no pueda ayudar más sacando una falta en ataque o con algún robo o algo, pero trataré de sumar en lo que pueda, tengo un gran aprecio por mis compañeros, por el staff y toda la gente del equipo y quiero que le vaya lo mejor posible. Si puedo ayudar desde afuera, lo haré con mucho gusto.
También puedo decir que no me quedé con las ganas de nada, jugué hasta que tuve ganas, algunos se tiene que retirar por lesiones o demás cuestiones antes de tiempo, pero yo jugué hasta pasados los 40 años. La verdad es que no me quedó nada pendiente. Es más, me di el gustito en los últimos tres años de jugar como uno quisiera hacerlo con sus amigos, sin sentir la presión de ser el responsables exclusivo de lo que pueda suceder, con la sensación de 'yo ya di todo lo que pude'. Jugué porque me gustó hacerlo, por mi respeto y aprecio al lugar en el que estaba. Y agradecí de la forma en la que pude en mi tuit, porque es mucha con la gente que compartí a lo largo de este camino. Una de las mejores cosas que me llevo es que con todos los compañeros con los que jugué, son 254, nunca tuve una pelea y lo mismo con los entrenadores. No tuve tantos, está claro, pero con los 9 técnicos que trabajé me llevé bárbaro, con aprecio y respeto por el trabajo mutuo. Pero también hay mucha gente que no está en primera plana y que se rompe el lomo para que nosotros estemos en condiciones de jugar. Insisto, no salen en los titulares ni son tan reconocidos, pero son fundamentales para cualquier organización.
Además es importante reconocer que me convertí en el jugador que fui cuando pasé por Europa. Más allá de los éxitos deportivos que tuve en Bologna o lo que crecí en Reggio Calabria, todo lo que me tocó aprender allí me sirvió para después poder competir al más alto nivel en la NBA.
Todo fue especial en mi carrera porque no es común estar tanto tiempo en un equipo de la misma manera que no se dan procesos en selección en los que un puñado de jugadores compartan con casi 20 años juntos, con Spurs y la Generación Dorada. Tuve la fortuna de formar parte de dos grupos que han tenido una relevancia increíble en el deporte y en todos los casos encontré una calidad humana imposible de igualar. A nivel profesional haber tenido esa posibilidad es sin duda asombroso.
Y a los aficionados también les digo gracias porque me adoptaron desde el primer día. Entiendo que deben haber ayudado mis orígenes latinos y mi español, lo que colaboró para mi vínculo con la gente y eso me permitió una conexión única durante 16 años, con un afecto especial y un respaldo incondicional. Y con respecto a los hinchas argentinos, la verdad es que no tengo palabras, lo que vivimos, por ejemplo en Mar del Plata y en Río de Janeiro, será muy difícil de olvidar. Las emociones que viví con la selección no son fáciles de explicar en un par de líneas. Y lo que me tocó profundamente fue mi último partido en los Juegos de Río 2016. Fue una muestra de cariño impactante. Además, ver en los últimos años el paso constante de los argentinos por San Antonio para verme jugar fue sencillamente increíble. Sé de los esfuerzos que hacían por estar y eso conmueve.
Y bueno, ahora comenzará el momento de pasar más tiempo con mi mujer y con mis hijos. De disfrutar tiempo de calidad en la Argentina con mi familia y amigos. De comer la polenta a la tabla de mi viejo y los asados con amigos. De pasar la segunda mitad de mi vida con mucho menos responsabilidades y sin exponer tanto mi cuerpo, que es el único que tengo. En definitiva, voy disfrutar de tener tiempo disponible, porque es lo que todo el mundo persigue y yo ahora lo tengo a los 41 años. Gracias a todos por apoyarme en este largo viaje.