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De haber sido desechado en el draft a cosechar un voto en el escrutinio para MVP de las finales de la temporada pasada. El trayecto de Fred VanVleet a la NBA fue increíble, pero también insólito. Necesitó mucha fortaleza mental para no quebrarse ante las injusticias.  

Todo empezó en Rockford, Illinois, más precisamente en la secundaria Auburn Allí despuntó a pesar de su corta altura y gracias a su actitud. Recibió becas deportivas múltiples gracias a su calidad y liderazgo dentro de la cancha. Colorado State, Northern Illinois, Southern Illinois, Drake, Detroit y Kent State fueron algunas de las universidades que deseaban tenerlo.  

Con destino a la NCAA el joven base firmó con Wichita State y su desarrollo no vio límites. Año a año fue afianzando partes de su juego y se mantuvo allí durante los cuatro años universitarios. Esto le permitió recibirse de sociólogo además de ser jugador de básquet, por lo que estaba protegido en caso de que su futuro con la naranja no sea prospero.  

A pesar de toda su calidad, VanVleet no fue seleccionado en el draft de la NBA 2016. Los reclutadores desconfiaban de su escasa estatura y de que sufriría mucho por su físico, especialmente en defensa. Además, rechazó dos ofertas para jugar en la G-League de la NBA. 

Finalmente, el armador fichó con el equipo de verano de Toronto e inmediatamente su aporte llamó la atención y lo aseguraron firmado un acuerdo de dos años. Primero 2.9 puntos de promedio, luego 8.6 y finalmente 11.0 en la temporada pasada, en donde los Raptors se quedaron con el anillo.  

Todo fue ascendiente en él, desde el primer minuto. No le importó no haber sido elegido en el Draft ni lo que los reclutadores dijeron de su juego. En playoffs su aporte siempre fue superior, especialmente en la temporada pasada. Demostró que nada es imposible, nada. Solo hay que confiar en nosotros mismos y pensar que el cielo es el límite.