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El primer cuarto del Real Madrid ante el Gran Canaria daba la sensación de mostrar a un equipo que se había entrenado dos meses y que venía de jugar 48 horas antes, y no a un plantel con más de 3 meses de inactividad en cuanto a partidos. Fue tan demoledor ese ratito, que le sirvió para tirar todo el partido. 

El Madrid sacó 21 puntos en esos 10 minutos, con varios datos para destacar. Primero: Nico Laprovittola salió de inicial (Campazzo estaba sobrecargado muscularmente, aunque jugó 11 minutos) y en los primeros 90 segundos clavó los 8 puntos de su equipo. Segundo: en ese primer cuarto, el Madrid tiró 8/11 triples y anotó 37 puntos, segunda marca más alta en la historia de la ACB para un primer cuarto. 

El segundo cuarto fue un poco más lógico, con el Gran Canaria ajustando su defensa al tiro de tres de su rival, con Matt Costello jugando un partido ofensivo brillante (23 puntos en la mitad), y con el Real Madrid ya no tan cómodo para tomar sus tiros, más allá de los 13 triples con los que terminó esos 20 minutos iniciales (58-48).

La peor parte para los de Laso llegó en el tercer cuarto. Las piernas empezaron a mostrar los síntomas claros de un cansancio lógico por el ritmo de la primera mitad, ya no defendió tan duro como en el primer cuarto, ya no entraron los tiros tan fáciles como en los 20 iniciales y los errores se sucedieron, como no había pasado antes. Eso se tradujo en una ventaja achicada a apenas 5 puntos (65-60), y con el Gran Canaria tirando 0/5 triples en ese cuarto, que de haber estado más derecho otra podría haber sido la historia. 

El Madrid sacó a relucir en los 10 minutos finales las características que lo identifican: tuvo jugadores con carácter para manejar la situación (sobre todo Llull, la figura del juego, pero también Campazzo en el cierre), Laso apostó a un equipo combativo con Deck de 4 y Rudy Fernández fue el complemento perfecto, junto con Tavares, como para evitar riesgos. Así metió un parcial de 9-2, recuperó una buena diferencia (14), y manejó el trámite hasta el final, sin volver a complicarse.