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Existen equipos que, a pesar de no haber conseguido logros significativos, se quedan en la memoria de los fanáticos y ocupan un lugar privilegiado que muy dificilmente pierdan. Es exactamente lo que ocurrió con los Orlando Magic liderados por Shaquille O'Neal y Penny Hardaway durante la década del noventa. Hace exactamente 27 años, la franquicia hacía efectiva la unión entre ambos.

Ocurrió durante el Draft de 1993, en el que la institución contaba con el primer pick por segunda vez consecutiva. En la anterior, habían seleccionado a O'Neal para convertirlo en su principal figura. Pero, curiosamente, en este caso tenían otras intenciones: al contar con un interno dominante, decidieron escoger a Chris Webber pero para utilizarlo como componente de traspaso para hacerse de los servicios de un perimetral.

Quince minutos después de que David Stern lo anunciara, el Magic le dio a Webber a Golden State Warriors a cambio del jugador que habían elegido en el puesto cinco y tres futuras rondas del Draft. Ese joven era Anfernee Hardaway, un chico que no tenía los pergaminos del codiciado ala pivote pero que había captado el interés de un conjunto que necesitaba encontrar un escudero para Shaq.

Y, aunque los fanáticos se mostraron reticentes a ese movimiento, la historia estuvo muy cerca de premiarlos: apenas dos campañas más tarde, alcanzaron las primeras Finales de la NBA de su corta historia. Lo hicieron con ambos como líderes estadísticos de la plantilla. O'Neal promedió 29,3 puntos, 11,4 rebotes y 2,4 tapones, mientras que Hardaway se despachó con 20,9 tantos, 7,1 asistencias y 2 robos por encuentro. Houston Rockets los barrió y se llevó el título, pero nadie olvidará a aquella pareja que hizo soñar y maravilló con sus conexiones.