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Delonte West, el caso que la NBA no quiere que conozcas

14:55 27/07/2020 | Hace unas semanas se difundieron unos videos del jugador viviendo en la calle. Sufre de un trastorno bipolar que arruinó su carrera.

West fue una figura en su momento (Foto: NBA)

Hace un tiempo se difundieron unos videos en los que se veía al exjugador de la NBA, Delonte West, siendo golpeado por otro vagabundo y posteriormente siendo arrestado por la policia. Allí, el zurdo que supo desplegar magia en la mejor liga del mundo demuestra su ira insultando y profanando al desconocido que le atinó un par de golpes. Pero lo más triste de la situación es su pobre aspecto, con vastas cicatrices que cuentan la guerra interna que viene sufriendo hace incontables años y de la que nadie se pudo percatar.

Resulta que Delonte fue diagnosticado con un trastorno bipolar en su primera temporada con Cleveland Cavaliers en 2008, justo después de haberse sometido a pruebas por una disputa con un árbitro de secundaria que los de Ohio habían alquilado para dirigir los partidos de entrenamiento. Tras esa pelea, West desapareció sin dejar rumbo por algunos días y desde la franquicia decidieron realizar una serie de pruebas para entender qué le pasaba. Desafortunadamente, el jugador y el equipo fueron informados con la noticia y ninguno de los dos comprendió cómo tratarla. 

El primero de todos

Antes de Kevin Love y DeMar DeRozan, fue el propio Delonte el que informó públicamente su trastorno a los medios y a los fanáticos. Pero en una época de pura virilidad, el mundo no estaba listo para entenderlo ni sentir empatía por él. Fue marginado y tildado de loco, un nombre muy común que la gente tiende a usar para todo lo que no comprende o no sabe explicar de alguna u otra forma. 

El segundo hecho tras su diagnóstico en 2008 ocurrió un año después, el 17 de septiembre de 2009. En aquel episodio West fue detenido por la policia porque detectaron que estaba haciendo maniobras peligrosas con su moto. Al frenarlo, los guardianes de la ley encontraron un sinfín de armas en la guantera, entre las que se visualizaban dos pistolas, un cuchillo de caza y suficiente munición para asesinar a un pelotón. Lo que nadie nunca supo es que esa semana West albergó a algunos primos y cuando estos abrieron un armario de su hogar se encontraron con el arsenal de guerra de su pariente, por lo que su madre le pidió que sacara todo de allí.

Las gotas que rebasaron el vaso

Luego, un escándalo que no lo vio venir y que se esparció como los chismes en un pueblo pequeño. Según un correo anónimo que recibió LeBron James, Delonte estaba acostándose con su madre. El 23, atónito, no supo qué hacer y jamás se sabrá si fue un atenuante, pero un mes después armó sus valijas y puso rumbo a Miami en busca de un anillo que todavía le era ajeno. Por su parte, West fue traspasado a Minnesota, luego llegó a Boston, se divorció, vivió por un tiempo en su propia camioneta y el único equipo capaz de aceptarlo terminó siendo Dallas Mavericks.

En abril de 2012 ocurrió otro incidente, esta vez en la propia cancha y ante uno de los niños más queridos de la NBA, Gordon Hayward. Aquel evento desnudó las falencias de Delonte, quien ya no sabía por dónde salir disparando para enfrentar las voces que lo atacaban en su mente. Luego, una discusión por la renovación de su contrato, algunas peleas en el vestuario y un mensaje del propio Mark Cuban en el que le intimaba a no presentarse a la pretemporada ponían fin, de momento, a su carrera en Estados Unidos. 

Un caso perdido

Entre la G League, algunos partidos en China y un debut que nunca se dio en Venezuela, Delonte West terminó en la calle y a nadie pareció importarle. Ni a las autoridades, ni a sus compañeros, ni a su familia. Lo más sorprendente es que, a pesar de que la NBA tiene tantos programas para tratar la salud mental, dejó de lado a una de sus principales víctimas. Un jugador que deleitó al básquet con su talento, pero que no pudo hacer nada contra su mente, en donde perdió el partido más importante de su vida. Ni un comunicado de prensa o una muestra de cariño, el zurdo se esfumó como el polvo y no se lo extrañó, apenas se lo recordó. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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