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“Se me pasó por la cabeza dejar el básquet. Te dan ganas de bajar las manos y tirarte del barco”, comentó Jayson Granger en 2019. ¿La razón? El viernes 27 de octubre del año pasado se rompió el tendón de Aquiles, en su primer partido tras una serie de lesiones que le permitieron jugar apenas 25 encuentros en su última temporada.  

Hoy está de nuevo y viene siendo uno de los baluartes del Baskonia desde que comenzó la fase final de la ACB. Sin embargo, su camino no fue fácil. Todo arrancó en abril del 2008, durante su primera campaña en el equipo vasco. Llegó a la institución tras firmar un contrato por tres temporadas y de inmediato tuvo un impacto positivo. 

Desafortunadamente, el uruguayo sufrió un fuerte esguince en su tobillo en el tramo final de la temporada. Vuelta mediante, el escolta se reincorporó al equipo en el verano del 2018. A pesar de su insistencia, las dolencias continuaban nuevamente otra lesión lo mandó a casa. Tenía la enfermedad de Haglung. 

La enfermedad de Haglung es como un pez rémora que se va comiendo de a poco las sobras del tiburón que tiene adelante. Era un dolor crónico en el tobillo que no le permitía moverse con facilidad en la cancha, por lo que debió pasar por la enfermería. Pero lo suyo era resiliencia y en enero del 2019, durante los playoffs, regresó para intentar darle una mano al Baskonia. 

A pesar de su esfuerzo, la realidad fue más dura que su deseo y el idealismo en el que estaba inmerso se rompió con su tendón de Aquiles. Su pierna izquierda le dijo basta tras unos minutos de trote en su primer partido de vuelta. Otra vez a operarse y rehabilitarse. No había suerte y todo estaba cuesta arriba.  

La resiliencia apareció de nuevo. Jayson, esperó su momento, resurgió como un Ave Fénix y regresó en el amanecer de la fase final. Ayer tuvo un debut excelso (4/4 en triples) y demostró que está listo para dar su mejor versión. “Llevar el título a Vitoria", les dijo ayer a los medios cuando le preguntaron acerca de su próximo objetivo. Mientras tanto, los fanáticos, y el básquet, sonríen. El uruguayo está de vuelta.