Cuando Huevo Sánchez fue a buscar a Lewis Brown a Los Angeles
17:33 15/04/2020 | Huevo Sánchez viajó junto a Cacho Feliziani a buscar un foráneo para Napostá. La vida los embarcó en una travesía insólita y recurrente.
En la actualidad la búsqueda de extranjeros para conformar un equipo es mucho más accesible y práctica. Si bien hay entrenadores que todavía lo hacen a la antigua, viajando a distintos lugares de Estados Unidos y otros países para conocer a figuras ocultas que los puedan ayudar, la mayoría de ellos tiene la posibilidad de conocer foráneos a través de compilados en YouTube, estudiando sus estadísticas y consiguiendo referencias mediante las palabras de otros colegas.
Pero en el pasado esto no era así y para contratar a cualquier extranjero había que transportarse al lugar de los hechos, visitar barrios peligrosos y negociar los acuerdos cara a cara, sin más intermediarios que el jugador y los interesados. Uno de esos casos ocurrió con Huevo Sánchez en 1980, cuando viajó a California junto con Cacho Feliziani, un exjugador de la selección bahiense que en ese entonces era el presidente del club Napostá, en donde Óscar se estaba desempeñando como director técnico.
Sin más preámbulos, ambos viajaron al norte y se adentraron en una maravillosa, insólita y temerosa aventura. "Llegamos a Los Angeles, fuimos a un hermoso hotel y Cacho alquiló un Ford Mustang rojo, arriba del cual parecíamos Batman y Robin", comentó en su página de Facebook el propio Huevo Sánchez.
El día siguiente no quisieron perder tiempo e inmediatamente fueron a buscar nuevos talentos para reclutar: "Fuimos al torneo de veranos y vimos jugadores en la playa y en la liga de Irvine. No imaginan lo que fue buscar un jugador siendo argentinos, con un presupuesto de 1.500 dólares por mes y Cacho con el Hue sin saber decir ¡yes!"
La vida no se detenía. Los días pasaban y pasaban y los dos optimistas reclutadores no conseguían nada. Habían elegido uno, pero al ser seleccionado "venía cada día al hotel totalmente en pedo para agradecernos". "Vos, Lance, todas las minas te vas a voltear", le decía Cacho al picante extranjero. Desafortunadamente tuvieron que prescindir de sus servicios, y lo que parecía ser una alegre búsqueda del tesoro estaba convirtiéndose en una trágica historia de dos argentinos desorientados en medio de Estados Unidos.
En ese momento, cuando todo parecía ir cuesta arriba, el Huevo Sánchez vio un haz de luz en medio del oscuro túnel. "Solamente nos quedaba el dato de uno que supuestamente era el mejor, pero caro: Lewis Brown, un pivote soñado, tipo Kareem (Abdul-Jabbar)". Como buenos argentinos atrevidos que eran, lo fueron a buscar sin dudar a un peligroso barrio de la ciudad.
"Tocamos timbre y el pivote nos recibe con una bata bordó y sus 2,11 metros con unos labios anchos y una cara de loco total. El miedo que teníamos era increíble". Esa picardía del inicio del día se tranformó en un temeroso sentimiento hacia la imponente figura del foráneo, pero nada importó y los argentinos pusieron las cartas sobre la mesa: "Comenzamos a negociar y acá no exagero nada: "Sueldo, 3.800 dólares", nos dijo. Acuérdense que nosotros habíamos ido con 1.500 dólares. "Sí", le dijo el dirigente. Yo lo miraba y no lo podía creer. Y seguimos. La comida pidió hacerla él, porque le gustaba cocinar. Eran 500 dólares más. Cacho dijo que sí otra vez".
Una verdadera locura a la que Sánchez intentó sin éxito ponerle fin. A pesar de eso, Cacho continuó cediendo y finalmente terminó concediéndole al foráneo un auto y servicio de tintorería. Si se quedaban un rato más, quizás el dirigente le regalaba su casa, las llaves del club y todo su dinero. Afortunadamente cerraron todo y se volvieron con la novedad de que "el pivote no podía viajar con nosotros, sino a la semana siguiente".
"Fuimos a Aerolíneas, compramos los tickets y rezando volvimos, sin traje blanco y sin negro a Bahía. Pero al final llegó. Metía 30 puntos por partido, aunque en el último fue para atrás y lo expulsaron cuando le quiso pegar al árbitro. ¡Increíble! Es así amigos", comentó Sánchez.
El nombre del americano era Lewis Brown, un legendario pivote que supo jugar una temporada en la NBA y también sumar minutos en la desaparecida CBA y en Europa. Lamentablemente, los problemas con las drogas, los arrestos y sus propias locuras lo terminaron consumiendo hasta que en 2011 su cuerpo dijo basta.
Ese año lo encontraron muerto en las calles de Compton, Los Angeles, en el barrio que lo vio crecer y desplegar lo mejor de su repertorio como basquetbolista. Tuvo un talento descomunal, pero sus propios demonios internos no le permitieron manejarlo. Tal vez ahora descansa en paz. Ojalá así sea. Tiene que ser así.
Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14
Notas Relacionadas
La divertida anécdota de Ginóbili con Kobe Bryant en China 2019
A 55 años del robo más recordado en la historia de la NBA
Allen: "Recibí amenazas de muerte por parte de fanáticos de Celtics"
Desde 2000 hasta el 2010, los máximos goleadores de la Liga Nacional
Gheorghe Muresan, el jugador que venció la carrera de la vida
¿Cómo fue el primer triple-doble en la historia de la Liga Nacional?
La historia del premio al MVP de la Liga Nacional
Desde 1985 hasta el 2000, los máximos goleadores de la Liga Nacional
Las mejores marcas de la temporada en la Liga Nacional
La Liga Nacional transmitirá nuevamente finales históricas
La Federación uruguaya reafirmó la suspensión indefinida de su Liga Nacional
La historia de Rosco, la mascota preferida de la Liga Nacional