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La carrera de Esteban Batista está plagada de casualidades y de espectaculares aventuras. Arrancó jugando al básquet cuando todavía era un adolescente, tras una frustrada carrera como arquero en el fútbol. En cuestión de años pasó a Europa y luego a la NBA. En Estados Unidos compartió equipo con vastas leyendas de la liga y también se dio el lujo de vivir las más insólitas excentricidades, propias de un universo paralelo como es aquel torneo.  

Una de ellas se dio mientras estaba en los Hawks y la relató en un programa uruguayo que el colega Javier Juárez pudo rescatar a través de un fragmento de la nota. “Fue de casualidad. Anderson Varejao era amigo mío y él jugaba en Cleveland Cavaliers. Siempre que jugábamos en contra nos juntábamos a cenar y a charlar la noche antes de los partidos”, comentó el pivote.  

Todo cambió cuando su amigo brasilero le hizo una propuesta: “En un momento en Atlanta, nos enfrentábamos a ellos al otro día y después de comer me dice: ´Che, vamos que tengo que pasar a saludarle a LeBron (James), vamos que está todo bien´. Entramos y estaba él con los amigos y algunos compañeros”.  

En medio de la celebración apareció Batista junto a Varejao. “Saludo y le digo what´s up brother (¿qué hacés hermano?). El círculo de la NBA, si vos jugás ahí, es como que pertenecés, que sos uno de ellos. Saludamos y estaba todo bien, tampoco fue que nos quedamos mucho tiempo”, finalizó el pivote que en la última temporada defendió los colores de San Lorenzo en la Liga Nacional de Básquet.