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Más allá de tener un par de partidos cerrados, San Lorenzo terminó redondeando un paso ideal por Chile, ganando sus tres encuentros y asegurándose la clasificación a la siguiente fase de la Liga de las Américas, su gran objetivo de esta temporada. Ya de vuelta en Argentina, hablamos con uno de los hombres claves para ese presente: el uruguayo Mathías Calfani, con quien repasamos el balance del torneo y su excelente momento dentro del equipo.

- ¿Qué balance te dejó el fin de semana?

. Más allá de cumplir el objetivo de clasificarnos a la siguiente fase, nos volvimos satisfechos con el trabajo. Enfrentamos a grandes rivales. Los equipos brasileros están entre las primeras cuatro posiciones y van a pelear la liga de allá. Son planteles largos y sabíamos que se nos iba a complicar. Pero hicimos las cosas bien, nos mantuvimos fuertes mentalmente y cuando pasamos momentos malos, no nos fuimos. Tratamos de seguir haciendo lo que nos sale bien, que es defender y correr, para poder sacar los juegos adelante.

- ¿Hubo algo de nerviosismo? Gonzalo el otro día me decía que lo estaban esperando muchísimo y se notaba que era un poco una deuda pendiente que tenían. Quizá en el primer partido se notó un poco, aunque después lo supieron acomodar.

. Lo que más teníamos era ansiedad. Había una ansiedad tremenda de volver a jugar, por lo que significa para el club y para nosotros la Liga de las Américas. Queremos nuestra revancha. Sentimos que el año pasado nos quedamos con cosas para dar. Todos teníamos ganas de que llegue este momento y sabíamos que la primer fase iba a ser muy difícil. Por los equipos y por jugar de visitantes. Estábamos ansiosos. Además fuimos algunos días antes y eso te genera más ansiedad. Queríamos que pase el tiempo. Como decís vos, contra Mogi el primer tiempo nos costó bastante, pero después salimos más concentrados, hicimos dos muy buenos cuartos ofensivos y lo cerramos muy bien. Lo sacamos adelante en base a una muy buena defensa de equipo y corriendo la cancha.

- ¿Cuánto creés que puede servir pasar este primer cuadrangular y sacarse un poco de encima la presión del debut?

. Mucho. La verdad que mucho. Nos pone en órbita de darnos cuenta lo que somos capaces de hacer si nos unimos, si jugamos en equipo, si todos tiramos para el mismo lado. Tenemos un plantel muy largo, con jugadores prontos para saltar a la cancha cuando el DT lo desea. Todos estamos prontos para dar respuestas al entrenador y al equipo. En la Liga no se nos veía jugar tan conectados. Pero la Liga de las Américas nos hace estar un paso más arriba en todo sentido. Tenés cinco minutos malos y te sacan 10 puntos, que después se vuelven muy complicados de remontar en un nivel tan alto. Eso también nos hace estar al límite, sabiendo que precisamos de todos para sacar esto adelante.

- En lo personal, se nota un crecimiento tremendo de tu parte. Recordando el jugador que llegó a la Liga, con el de ahora, creo que la diferencia es inmensa. ¿Cómo lo fuiste viviendo todo este año?

. Me siento con más confianza y más seguro de mi juego, también de mi rol en el equipo. Al principio de la temporada quizá me costaba un poco más, porque es raro ver un plantel con 10 jugadores prontos para jugar y no saber nunca cuándo te va a tocar tu momento de entrar a la cancha o qué le podés aportar al equipo. Pero me di cuenta lo que el equipo precisa de mi y lo que necesito yo para relucir: es salir a dar el 100% todas las veces. Siento que puedo ser un empujón anímico en la defensa, darle energía y algo de descanso a los titulares desde el banco. Y a la vez que no baje el nivel de calidad en la cancha. Estos años me han servido mucho para mejorar, no solo dentro de la cancha, sino también mentalmente. Darme cuenta de lo que se precisa para que el equipo gane, lo que es importante para que encajen las piezas para que todo funcione. Entendí eso y mi mentalidad es la de ser el mejor jugador de básquet posible. Sé que hoy en día mi punto más fuerte es la defensa, pero también estoy tratando de desarrollar mi lado ofensivo, jugar de frente, jugar de espaldas, agregarle cosas a mi juego, ser más rápido en la toma de decisiones. Eso me ayuda también por estar donde estoy hoy. El enfrentarme con jugadores de calidad en las prácticas, donde competimos al 100%, defenderlo o atacarlo a Gabi todos los días me hace mejor. Lo mismo con Justiz, con Mati Sandes. Todo es me va ayudando a crecer y a madurar mi juego. Estoy tratando de aprovecharlo al máximo.

- En el medio de esa adaptación que precisó el equipo, ¿cuánto puedo influir el tema de los egos?

. Influye, pero lo que siempre destaco de este equipo es que todos juegan para ganar y el ego lo dejan un poco de lado. Si un jugador está bien en un momento, todos tratamos de aprovecharlo y dejar que él tire del carro. Sí es verdad que por momentos se hace difícil, porque todos quieren ser protagonistas del juego. Pero a medida que pasa el tiempo, muchos jugadores que podrían hacer 20 puntos, van dejando de lado eso, para sumarle más cosas al equipo. Dar una asistencia en vez de tomar un tiro incómodo, por ejemplo. Eso nos hace grandes y nos puede llevar a conseguir grandes cosas. Por momentos, por la presión no lo hacemos o no se ve eso. Pero es para lo que entrenamos todos los días. Además lo que destaco un montón es el grupo humano que hay. A mi me sirvió un montón para la adaptación, para sentirme cómodo, para no estar presionado de llegar y tener que demostrar. Al principio llegué con esa mentalidad de tener que demostrar, pero a la semana me di cuenta que no era así y que tenía que ver en qué hueco sumaba o encajaba en el equipo. Y ahí trabajar en eso. El grupo me ayudó un montón. Ya a la semana, de los sietes días, en cinco comía afuera: iba a la casa de Marcos, a la casa de Mati Sandes. O nos juntábamos en mi casa. Eso para mi es importante, creamos una familia para contenernos y para unirnos. Me apoyo un montón en los jugadores de más experiencia. Saber escuchar, poder hablar, compartir opiniones. Es lo que a mi me ayudó a sentirme seguro dentro del equipo.