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A pesar de la cultura mundialista de Brasil, este año el papel de "outsider" será una ventaja en cuanto a la poca presión.  A pesar de las expectativas moderadas, De Conti busca construir un futuro sólido para el básquet brasileño. La diversidad del plantel brasileño deberá mostrarse en la primera fase del Mundial 2023, donde Brasil se enfrentará a Irán, España y Costa de Marfil.

Marcelinho Huertas sigue siendo una figura importante, respaldado por Yago Dos Santos y Raúl Neto en la posición de base. Aunque Huertas ha evolucionado hacia un papel más distribuidor, Brasil cuenta con una combinación de bases que pueden llevar a cabo jugadas cruciales. La revelación de la temporada fue Yago Dos Santos, quien se destacó en el Ratiopharm Ulm y jugará la Euroliga con el Estrella Roja. Un perimetral desafiante que se combina bien con jugadores como Bruno Caboclo.

El juego interior de Brasil tiene variantes. La calidad de jugadores como Cristiano Felicio y Felipe Dos Anjos es cuestionable en comparación con Bruno Caboclo, quien demostró habilidades tanto ofensivas como defensivas. La posibilidad de Caboclo jugando como ala pivote ofrece soluciones para el juego interior. En el aspecto exterior, se espera que los escoltas como Vitor Benite sean ejecutores más que creadores. 

Aunque hay muchas interrogantes por resolver, la jerarquía en el equipo es clara, con veteranos como Huertas liderando en momentos críticos. Aunque Brasil históricamente ha sido una piedra en el zapato, ahora se esfuerzan por encontrar su lugar y ahorrarse el preolímpico aprovechando la ausencia de Argentina. Su grupo, en la previa, parece ideal. Deberá lidiar con Irán y Costa de Marfil, pero tiene chance de pasar con España a la siguiente ronda.