Argentino de Junín estuvo a un minuto de meterse en los playoffs, pero un parcial 8-0 de Bahía Basket decretó el 78-75 final para los de Sepo Ginóbili en el Fortín de las Morochas. Está claro que el hecho de haber estado tan cerca de la postemporada genera cierta bronca, pero ese sentimiento fugaz no podrá tapar un final de fase regular absolutamente inolvidable para el equipo juninense y toda su gente. De estar condenados a los playoffs por la Permanencia a pelear a coquetear con un puesto de postemporada, así de grande fue el crecimiento y la montaña rusa de emociones. Temporada consagratoria para Gastón García, que, además de su enorme talento, se hizo cargo de la base del equipo con apenas 20 años.
Para darle tintes épicos a la historia, vale recordar que Argentino estuvo a punto de no jugar esta temporada 2018/19. A fines de junio del año pasado, la Asamblea General de Socios le había dado el OK a la Comisión Directiva para iniciar todas las gestiones pertinentes para la venta de la plaza. ¿Por qué se mantuvieron en la primera división? La ecuación es fácil, por diversos motivos (reglamentarios y fundamentalmente económicos) ningún equipo le realizó una oferta de compra.
Así fue como Argentino inició una temporada con un presupuesto absolutamente acotado. Con Daniel Maffei como entrenador principal, utilizaron el Súper 20 como competencia de prueba para los varios extranjeros que habían fichado, de los cuales ninguno llegó al final de la 2018/19. En dicho torneo culminaron con un récord 3-7 (3-5 en la primera ronda y 0-2 en el cruce ante Obras).
El comienzo de la Liga Nacional fue duro: 0-4 antes del parate por las Fiestas; la última derrota de esa racha negativa fue de local ante Libertad de Sunchales, un partido que perdieron por la mínima (76-77) y en el que tuvieron como verdugo a un símbolo de la institución: Juan Cangelosi, autor de 15 puntos. Justamente Juanchi fue la primera gran noticia del Turco en el 2019: tras desligarse de Libertad por motivos personales, emprendió su regreso a Argentino, una noticia que se confirmó el 4 de enero.
La Comisión Directiva decidió reemplazar a Maffei con una persona del riñón del club: Matías Huarte, que hasta ese momento se había desempeñado como entrenador asistente. Esa elección fue clave para la salvación, según nos comentó Cangelosi: “Hizo un trabajo increíble, fundamentalmente nos cambió la cabeza. Nos hizo ver la situación en la que estábamos desde otra perspectiva y se comprometió muchísimo. Estaba altamente preparado para afrontar ese momento del club. Nos sacó adelante no solo con conocimientos deportivos, sino que además transmitiendo su confianza y su seguridad a la hora de tomar decisiones”.
La decisión más importante del entrenador fue la de mantener una rotación sumamente corta, de seis o siete jugadores como mucho. Además contrataron a un jugador extranjero sumamente capacitado y efectivo: Arkeem Joseph, quien les dio muchas soluciones en su rol; se acopló rápidamente a jugar con su coterráneo Black Leron y especialmente a la idea y los sistemas de juego de Argentino.
A ellos se sumaron, con protagonismo importante dentro de la rotación, Juanchi Cangelosi, Jonathan Slider, Guido Mariani y Gastón García. “Uno como entrenador busca tener un poco más de rotación para no lastimar a los jugadores. En eso tengo que hacer una autocrítica. Lo íbamos manejando con el profe y con los jugadores. Ver que se sentían bien y que realmente rendían. Porque perdíamos los partidos por uno y yo estaba convencido que no era cansancio, era la cabeza de acostumbrarse a perder. Estructuralmente no se cambió demasiado, pero se cambió la forma de jugar, la forma de defender, cosas importantes que el jugador nacional se sentía cómodo”, analizó el coach Matías Huarte.
Tal como dijo, durante los primeros partidos de sus etapa hubo varios partidos que perdieron en los minutos finales y por diferencias ínfimas. El nivel de juego había dado un salto de calidad, pero los resultados no llegaban: en los primeros 29 juegos desde el inicio de la Liga, solamente pudieron alcanzar un balance 7-22. Pero, casi por decantación por el buen rendimiento, los triunfos llegaron todos juntos en el marco de un sprint final de ensueños. Sin ir más lejos, ganaron siete de los últimos ocho partidos (lograron la misma cantidad de victorias que en los 29 juegos anteriores).
Las víctimas de ese final furioso fueron rivales directos y también equipos protagonistas: Peñarol (V), Obras (L), Atenas (L), San Lorenzo (L), Hispano (V), Estudiantes (L) y Quimsa (L). Esta serie ganadora no solamente les permitió sacarse de la cabeza la idea del descenso, sino que además les permitió llegar a la última fecha con opciones claras de meterse en playoffs: si le ganaba a Bahía Basket se metía. Y estuvo a un minuto de lograrlo, ya que estaban 75-70 arriba cuando restaba esa cantidad de tiempo. Finalmente Bahia metió un parcial 8-0 que concluyó con la temporada de Argentino, pero en Junín igualmente hay motivos para festejar. Ellos ya habían ganado su propio campeonato.
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