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Pasó un nuevo Draft NBA y como siempre, dejó muchísima tela para cortar. Más allá de que hubo cierta lógica en las selecciones, la novedad de la noche la dieron los Bulls, quienes traspasaron a Jimmy Butler a los Wolves a cambio de Kris Dunn, Zach LaVine y el séptimo pick, que terminó siendo sorpresivamente utilizado en el finlandés Lauri Markkanen.

En los primeros lugares no hubo grandes sorpresas. Philadelphia se llevó a Fultz, los Lakers a Ball, mientras que Boston finalmente se inclinó por Tatum. Esto dejó a Phoenix en una situación inesperada hasta hace unos días: llevarse a Josh Jackson, quien para algunos es el mejor proyecto de esta clase. Cerrando el top 5 apareció el velocista De´Aaron Fox para Sacramento.

El resto de los 10 primeros picks transcurrió con Jonathan Isaac cayendo en Orlando, el mencionado Markkanen en Chicago, el francés Frank Ntilikina en New York, Dennis Smith en Dallas (¿el robo de la primera ronda?) y Zach Collins en Portland, que mandó los puestos 15 y 20 a Sacramento para poder subir en el orden y llevarse al ex Gonzaga.

Otros momentos trascendentes de la noche pasaron por la llegada del tirador Malik Monk a Charlotte; la apuesta de OKC por sumar a un tirador como Terrance Ferguson, que viene de tomar una ruta poco convencional al jugar en Australia; la sorpresiva caída del pivote Jarrett Allen al puesto 22 (Nets) y de OG Anunoby al 23 (Raptors); como así también el primer pick de la noche de un jugador de último año NCAA: Derrick White, en la posición 29 (Spurs).

Esta vez la historia de la noche no pasó por la cantidad de jugadores internacionales, los cuales no estuvieron tan presentes como en otras ocasioens. Lo más llamativo, en cambio, tuvo que ver con la enorme cantidad de novatos presentes en los primeros puestos: los 10 primeros convocados directamente desde la NCAA fueron freshman. Una barbaridad, que marca a las claras el potencial de esta generación.