Basquetplus.com

Corría el año 2016 y Alex Caruso yacía postrado, triste por no haber sido elegido en el draft de la NBA. Cualquier otro jugador hubiera dejado la utopía de llegar la liga norteamericana para probar suerte en Europa, pero él no es como el resto y justo después del sorteo comenzó a entrenar para ir en busca de su sueño. Así fue que consiguió fichar con Philadelphia Sixers para disputar la Liga de Verano de esa temporada.

Tras cuatro años en la prestigiosa Texas A&M, el base se mostraba como un prospecto sólido, con excelentes dotes defensivos y buena lectura de juego. Estas herramientas le permitieron demostrar que podía jugar en la NBA y finalmente fichó con Oklahoma City Thunder en septiembre de 2016. Desafortunadamente, el norteamericano fue cortado un mes después y su próximo rumbo sería la G League, más precisamente a la filial de Oklahoma City, los Blues.

La paciencia como virtud

Confiando en su juego y en sus dotes, Caruso tuvo buenos rendimientos en la G League y mantuvo unos promedios de 11.9 puntos y 5.2 asistencias en su periplo con Oklahoma City Blue. En ese momento Los Angeles Lakers comenzó a echarle un ojo. Desde la franquicia sabían y entendían la clase de jugador que Alex podía ser. Por ello, los angelinos lo convocaron para disputar la Liga de Verano 2017 con ellos.

Finalmente, sus prestaciones fueron tan buenas que los Lakers decidieron ficharlo bajo un contrato de dos vías el 13 de julio de 2017, transformándose en el primer jugador de la historia en saltar desde la G League a la NBA bajó un acuerdo de este tipo. Además, guió al equipo de la Summer League al campeonato en Las Vegas. Ese mismo año, en octubre, los planetas se alinearon y el calvo debutó en la mejor liga del planeta en un enfrentamiento ante Los Angeles Clippers. Allí convirtió dos puntos en 12 minutos en cancha. 

A pesar de sus pocos minutos, el base seguiría fiel a su estilo y no se rendiría, sabía que lo mejor estaba por venir. Esto lo permitió explotar en el último partido de esa temporada, logrando 15 puntos y siete rebotes en el triunfo ante Los Angeles Clippers, el clásico rival de la ciudad. Luego, Caruso volvería a jugar para Lakers en la Liga de Verano 2018 y los de California otra vez lo incorporarían a la plantilla de la NBA tras un nuevo contrato de dos vías.

El momento de quiebre

La temporada 2018/19 fue oscura para Lakers, ya que sus proyectos, Lonzo Ball y Brandon Ingram, no brillaron de la manera adecuada y la presión les hizo ser derrotados fácilmente en muchos de los partidos. En ese difícil momento estaba situado Caruso, quien hizo caso omiso y aprovechó la situación a su favor, convirtiéndose en titular del equipo por los últimos 15 partidos de la temporada y logrando medias de 17.8 puntos, 8.8 asistencias y 1.3 robos. 

Su esfuerzo otra vez fue premiado y Los Angeles Lakers garantizaron su contrato esta temporada. Caruso, por su parte, respondió con creces, superando sus marcas y logrando convertirse en uno de los nombres propios más importantes del equipo. Sus 32 puntos ante Clippers en abril fueron una muestra de lo que puede hacer y sus aportes van más allá de los números, ya que su energía es incomensurable. 

Todo tiene sus frutos

Su tenacidad también es digna de ejemplo y la historia que forjó con sangre, sudor y lágrimas debería ser plasmada en todos los libros de historia. De ser un desconocido chico de Texas que ningún equipo quiso elegir en el draft a transformarse en una estrella de la NBA en cuestión de años. Fue una cenicienta que no necesitó de principes para llegar a lo más alto. Nadie le regaló nada, y sus esfuerzos, ganas y fortalezas lo colocaron en el lugar que merecía. El cielo es el límite. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14